Los esfuerzos diplomáticos de las últimas semanas y la imposición de sanciones occidentales contra Rusia no bastaron para disuadir al presidente ruso Vladimir Putin, que había desplegado entre 150 mil y 200 mil tropas a lo largo de las fronteras de Ucrania desde hacía semanas.
“He tomado la decisión de una operación militar”, declaró el mandatario en un discurso televisado de madrugada, asegurando que no buscaba la “ocupación”, sino “una desmilitarización y una desnazificación” de Ucrania y la defensa de los rebeldes prorrusos del este del país.
Poco después empezaron a escucharse explosiones en varias ciudades de Ucrania, desde Kiev hasta Járkov, su segunda ciudad en la frontera con Rusia, pero también en Odesa o Mariúpol, a orillas del mar Negro y el mar de Azov.
Las sirenas de aviso de bombardeos se activaron en la capital, en Odesa y en Leópolis (Lviv), donde Estados Unidos y otros países habían desplazado sus embajadas.
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El ejército ruso aseguró que estaba atacando instalaciones militares ucranianas con “armas de alta precisión”, reivindicando que habían destruido los sistemas de defensa antiaérea y haber dejado “fuera de servicio” las bases aéreas de Ucrania.
El ejército ruso dijo además que los separatistas del este están avanzando y tomando el control de territorios.
El testimonio de un peruano en Kiev
De acuerdo con Yazel Hipólito, un ciudadano peruano radicado en Kiev confirmó que las autoridades ucranianas han tomado drásticas medidas.
Según medios internacionales, Hipólito dio declaraciones y indicó que los ciudadanos deberán presentar su identificación cuando la policía lo considere necesario. “A partir de las 23.30 horas han estado circulando patrulleros”, dijo el ciudadano peruano.
De acuerdo con los reportes, Hipólito afirmó que el gobierno dispuso que todos los hombres de 45 años en adelantes deberán asistir a los ejércitos en Estado de guerra.
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Las primeras bajas
Kiev anunció que más de 40 soldados y una decena de civiles ucranianos murieron. También confirmó que ya hubo incursiones terrestres de las fuerzas rusas por el norte, desde Rusia y Bielorrusia, pero también por el sur en la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014. Bielorrusia, aliada del Kremlin, aseguró no estar participando en la operación.
El presidente ucraniano Volodimir Zelenski anunció una ley marcial en todo el país, pero pidió a la población no entrar en pánico. También urgió a la comunidad internacional a crear una “coalición anti-Putin” para forzar a Moscú a respetar la paz.
Además, el mandatario decidió cortar las relaciones diplomáticas con Rusia, que se habían mantenido pese a la anexión de Crimea.
“Las fuerzas ucranianas llevan a cabo encarnizados combates. El enemigo ha sufrido pérdidas importantes que serán aún más importantes”, dijo también Zelenski, que prometió “infligir el máximo de bajas” al agresor.
El ejército ucraniano aseguró haber matado a 50 ocupantes rusos y abatido cinco aviones y un helicóptero en el este del país.
Las autoridades ucranianas cerraron el espacio aéreo a la aviación civil por motivos de seguridad, mientras que Rusia cerró el transporte marítimo en el mar de Azov, que comunica ambos países.