El fuego se declaró en el centro comercial NCCC, de cuatro pisos, la mañana del sábado y varias personas quedaron atrapadas en su interior, entre otros en un centro de llamadas de la última planta, dijo a la AFP Ralph Canoy, un agente de policía del distrito.
“El incendio comenzó en el tercer piso, en el que hay productos como telas, muebles de madera y productos plásticos, por lo que el fuego se expandió rápidamente y nos está costando mucho apagarlo”, dijo.
El agente indicó que los investigadores creen que las personas presuntamente muertas en el siniestro estaban trabajando en el centro de llamadas, que opera 24 horas al día.
“Es posible que mientras ellos estaban trabajando pudieran no darse cuenta enseguida de que el fuego estaba extendiéndose”, dijo Canoy en referencia a los trabajadores.
Presidente da apoyo
El presidente Rodrigo Duterte, que fue alcalde de Davao durante dos décadas, visitó el centro comercial en la noche del sábado para dar su apoyo a los familiares de las víctimas, dijo un colaborador.
Davao es la mayor ciudad del sur de Filipinas y está ubicada a cerca de 1.000 kilómetros de Manila. Tiene 1,5 millones de habitantes.
Este siniestro se suma a otras tragedias de origen natural que azotan al archipiélago, después de que una tormenta tropical dejara 182 muertos y obligara a decenas de miles de personas a abandonar sus hogares.
Muchas de las víctimas de las lluvias y las crecidas de los ríos provocados por la tormenta se produjeron en la isla de Mindanao, donde está situada Davao.
Los incendios son un tragedia que se repite en Filipinas, especialmente en las zonas pobres donde no se aplica ninguna norma de seguridad en las construcciones.
En el país también se han registrado casos de incendios en grandes edificios e industrias, donde la corrupción y la explotación hacen que las normativas existentes no sean aplicadas.
En 2015 un incendio de una fábrica de zapatos en Manila dejó 72 muertos. Los supervivientes culparon de las muertes a las condiciones de trabajo impuestas por los dueños que los hacían producir en talleres con barrotes en las ventanas y cerrados bajo llave.
El incendio más grave de la historia del país fue en 1996 cuando 162 personas murieron en una gigantesca explosión en una disco de Manila.