Las llamas seguían avanzando con ferocidad el martes y más de mil bomberos con importantes recursos aéreos y terrestres intentaban proteger otros campamentos que se encuentran bajo amenaza de incendio, lo que llevaría el total de viviendas en riesgo a cerca de 4.000, explicó la primera ministra de la provincia de Alberta, Rachel Notley en una rueda de prensa transmitida por televisión.
655 viviendas fueron destruidas en el campo petrolero
19 campamentos en un radio de 50 kilómetros al norte de la ciudad han sido evacuados.
100 mil personas han sido evacuadas.
4,000 viviendas continúan en riesgo.
2,000 bomberos trabajan para intentar controlar el fuego.
2,900 kilómetros cuadrados de bosques han sido devastados.
El fuego continuaba activo también en Fort McMurray y dos explosiones en los barrios de Dickinsville y Thickwood, en el oeste de la ciudad, “dañaron cerca de diez casas”, agregó.
La orden de evacuación obligatoria se dio el lunes a las 22H00 locales (04H00 GMT del martes) para todos los campamentos e instalaciones petroleras entre el norte de Fort McMurray y el sur de MacKay, donde existe toda una zona de arenas petrolíferas, indicó Notley.
La mañana del martes, miles de empleados de compañías petroleras y empresas de servicios que operan en los campamentos del sector todavía estaban siendo evacuados hacia el norte debido al corte de la carretera 63, que se dirige al sur.
En total, cerca de cien mil personas han abandonado los alrededores de Fort McMurray.
El primer grupo petrolero canadiense, Suncor, detuvo las operaciones en sus instalaciones en la zona afectada por la orden de evacuación por segunda vez desde que comenzó la crisis de los incendios forestales.
El personal de los campamentos “sobre Aostra Road y cerca de las instalaciones de su campo principal” fue trasladado “a otras instalaciones de albergue más al norte”, indicó Suncor.
En su último boletín de martes, el servicio de incendios de Alberta da cuenta de 19 focos activos (contra 15 el lunes) en toda la provincia, de los cuales cuatro están fuera de control aunque están siendo combatidos por unos 2.000 bomberos.
Humos densos
El más impresionante por su virulencia y la rapidez de su avance sigue siendo el de Fort McMurray, en el que están trabajando más de la mitad de los efectivos de bomberos para, al menos, mantener las llamas al margen de las instalaciones y campos petroleros.
Tras avanzar hacia al este, el incendio que comenzó el 1 de mayo en la frontera de Fort McMurray se ubica ahora a escasos 10 kilómetros de la frontera de la vecina provincia de Saskatchewan.
El gigantesco fuego ha devastado cerca de 2.900 km2 de bosques alimentado por el clima caliente y seco y vientos del entorno de los 40 km/h.
La primera ministra Notley se había referido el lunes a las difíciles y peligrosas condiciones en toda la zona, con fuegos intensos que producen densos humos los cuales recubren toda la ciudad. Esto estaba causando el retraso de los trabajos de reparación de redes y de infraestructura en Fort McMurray, evacuada hace dos semanas.
Debido a ese retraso, el centro de crisis del gobierno debió modificar el calendario del retorno de los evacuados estimando que se llevará a cabo “en los próximos días”, pero su cumplimiento depende, advirtió, de que “el fuego no represente más un peligro inmediato” para la población.
El agravamiento de la situación este martes en Fort McMurray ha tenido consecuencias significativas en la actividad económica. Según las previsiones del Conference Board, la producción petrolera se ha visto reducida de 1,2 millones de barriles por día en promedio, lo que ha redundado en un baja del PIB de la provincia de US$1 mil millones.