A esto se añaden más de 70 desaparecidos, según ha señalado el ministro del Interior turco, Süleyman Soylu, a la agencia turca Anadolu durante una visita al pueblo de Bozkurt, en la provincia de Kastamonu, en la costa del Mar Negro, a unos 400 kilómetros al este de Estambul.
Hemos recibido un total de 77 avisos sobre personas desaparecidas, 62 en la provincia de Kastamonu y 15 en Sinop. Esto no quiere decir que todas estas personas estén desaparecidas; son avisos y los estamos investigando, dijo Soylu en la mañana de hoy, cuando el contador estaba en los 58 muertos.
Kastamonu es la provincia más afectada, con 52 víctimas, gran parte de ellos en Bozkurt, un pueblo de poco más de 5.000 habitantes, arrasada en la tarde del miércoles por una fuerte riada, que invadió en apenas un minuto una zona residencial en el cauce del riachuelo Ezine.
En la provincia de Bartin, lindante al oeste, ha fallecido una anciana, mientras que al menos 9 personas murieron en Sinop, situada al este de Kastamonu, donde continúan todavía las labores de rescate de personas aisladas por las riadas que destruyeron carreteras y puentes.
En total, casi 2.500 personas han sido evacuadas por los equipos de Afad, unos 1500 de ellas en Kastamonu, según este organismo público, que está centrando ahora sus esfuerzos en Sinop, donde tiene desplegados 20 helicópteros.
El ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, ha anunciado este domingo que la marina está enviando dos navíos a Sinop para ayudar en la evacuación de los ciudadanos que siguen atrapados en esta provincia costera del Mar Negro.
Numerosos ciudadanos culpan del desastre al Gobierno por haber permitido la construcción de núcleos residenciales en el cauce de los ríos de estas montañosas regiones y por la proliferación de centrales hidroeléctricas que multiplican el efecto de las riadas.
Soylu, sin embargo, replicó que las hidroeléctricas de la zona funcionan con tuberías, no con presas que pudieran derrumbarse.