El mandatario se trasladó a primera hora de la mañana de la Casa Blanca a Dover para asistir a lo que, en el argot de las Fuerzas Armadas de EE.UU., se denomina “transferencia solemne”, que se produce cuando un soldado del país fallece en el extranjero y sus restos llegan a territorio estadounidense.
Vestido de luto riguroso, al igual que la primera dama, Biden llegó a la base de Dover para recibir los cuerpos en la misma pista, donde aterrizó a las 08.00 horas local (12.00 hora GMT) el avión C-17 que los ha transportado.
Los 13 militares fallecieron el jueves en un atentado contra el aeropuerto de Kabul, reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico (EI), que causó también 18 soldados estadounidenses heridos y decenas de muertos y de lesionados afganos.
El ataque, que consistió en una explosión ocasionada por un suicida con un chaleco de explosivos y un asalto armado, ocurrió mientras se desarrollaban las tareas de evacuación de los estadounidenses y afganos, además de ciudadanos de otros países, a través del aeropuerto, que está bajo control de EE.UU.
DE KABUL A DOVER, PASANDO POR KUWAIT Y ALEMANIA
Los restos de los uniformados fallecidos llegaron este domingo a EE.UU. tras hacer escala en Kuwait y Alemania.
En calidad de comandante en jefe del país, Biden asistió a la “transferencia solemne”, la primera desde que llegó a la Casa Blanca en enero de este año, como recordatorio de las consecuencias de sus decisiones en el cargo.
Su predecesor Donald Trump (2017-2021) asistió a cuatro y Barack Obama (2009-2017), a dos.
Pese al atentado y el rápido ascenso de los talibanes al poder en Afganistán, Biden y funcionarios de su Gobierno han insistido por activa y por pasiva que siguen adelante con sus planes de culminar la evacuación y la retirada de las tropas de EE.UU. del país centroasiático para el próximo martes, 31 de agosto.
En un día que se presentó nublado y con algo de llovizna, Biden llegó sobre las 11.04 horas local (15.04 hora GMT) a la base de Dover, donde minutos después arribó un autobús con los familiares de las víctimas.
Lo primero que hicieron el mandatario y la primera dama fue acceder al interior del avión C-17 a través de una rampa, donde, según periodistas que estaban en el lugar, hubo un rezo en el interior.
Acto seguido, la pareja presidencial salió del aparato caminando lentamente hasta situarse en el punto donde presenciaron la salida de los once féretros envueltos en la bandera estadounidense.
Aunque hubo 13 fallecidos, dos de las familias han pedido que la “transferencia solemne” de sus restos se haga de manera privada.
MANO EN EL PECHO Y SALUDO MILITAR
A lo largo de la más de media hora, Biden permaneció impasible con la mano en el pecho en señal de respeto mientras los féretros eran sacados uno a uno del avión para meterlos en el interior de varias furgonetas fúnebres.
Seis militares iban portando los restos de los fallecidos, ante los ojos de sus familiares que estaban en el otro lado de la pista. Entre los porteadores se fueron turnando miembros del Ejército de Tierra, marines e integrantes de la Armada.
Y es que once de los fallecidos eran marines, uno de ellos era soldado del Ejército de Tierra y otro de la Armada. El más joven tenía 20 años y el más viejo, 31; y procedían de distintos estados: Massachusetts, California, Nebraska, Indiana, Texas, Misuri, Wyoming, Ohio y Tennessee.
Los porteadores de los féretros llevaban sus uniformes, con guantes blancos.
El presidente estuvo acompañado también por el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el jefe del Estado Mayor EE.UU., Mark Milley, entre otros responsables.
Biden y el resto de civiles permanecieron todo el tiempo de la transferencia con la mano en el pecho, mientras que los militares hicieron el saludo castrense. Todos ellos se tapaban la boca con mascarillas negras.
UN “MOVIMIENTO SOLEMNE”
Las Fuerzas Armadas no catalogan la “transferencia solemne” como una ceremonia, sino como “un movimiento solemne” para que los parientes de los fallecidos no se sientan obligados a asistir.
Tras ser sacados del avión, los restos de los once soldados fueron transportados a la morgue de la base de Dover, la mayor del país, para prepararlos para su funeral y ser más tarde transportados a sus lugares de origen.
Estos han sido los primeros militares de EE.UU. fallecidos por un ataque en Afganistán desde febrero de 2020.
En un comunicado el sábado, Biden puso en valor el sacrificio hecho por estos “héroes”, cuando “salvaban las vidas de otros”.
“Su valentía y generosidad ha permitido que más de 117 mil personas en riesgo fueran puestas a salvo hasta ahora”, dijo el mandatario, en referencia a los evacuados desde el aeropuerto de Kabul.