A primera hora del lunes, ya habían caído en la ciudad de los rascacielos más de 15 centímetros de nieve, pero las previsiones apuntaban a que las precipitaciones continuarían con fuerza durante todo el día e incluso durante el martes.
Según los expertos, el temporal podría golpear Nueva York sin interrupción durante unas 48 horas y dejar en total más de medio metro de nieve, una nevada de las que sólo se dan cada muchos años.
Según el servicio meteorológico federal, la Gran Manzana sólo ha sufrido nevadas de este tamaño siete veces desde mediados de la década de 1800, con la mayor acumulación registrada en enero de 2016, con casi 70 centímetros.
Ante esa situación y los fuertes vientos que se esperan, las autoridades municipales y estatales han declarado el estado de emergencia, restringiendo la circulación y urgiendo a evitar todos los desplazamientos no imprescindibles.
“En los momentos más intensos se van a ver entre dos y cuatro pulgadas de nieve por hora. Eso es una nevada extremadamente intensa”, señaló en una conferencia de prensa el alcalde neoyorquino, Bill de Blasio.
El temporal ha hecho que Nueva York detenga su campaña de vacunación contra la covid-19, posponiendo todas las citas previstas para el lunes y el martes, que serán reprogramadas en los próximos días.
“No queremos que la gente, especialmente los ancianos, salgan en estas condiciones poco seguras para vacunarse”, explicó De Blasio, que también ordenó el cierre de las escuelas y, como mínimo, dos días de enseñanza únicamente por vía remota.
Según el alcalde, los retrasos en las vacunaciones podrán subsanarse rápidamente, pues la ciudad dispone de una gran capacidad para administrarlas y en los próximos días puede acelerar aún más.
El gran problema, según insistió, es la falta de dosis que está sufriendo la Gran Manzana, donde el ritmo de vacunación es por ahora inferior al previsto.
Según De Blasio, hasta ahora se han puesto en la ciudad unas 800 mil dosis, a las que tienen acceso los mayores de 65 años y muchos trabajadores considerados esenciales, empezando por los del sector sanitario.
La nevada, de acuerdo con medios locales, también estaba complicando las vacunaciones en otras zonas de la región como Washington, Filadelfia o la vecina Nueva Jersey.
El temporal prácticamente paralizó el tráfico aéreo en la región, con algunos aeropuertos del área de Nueva York como el de LaGuardia obligados a suspender toda la actividad y otros como el JFK y el de Newark operando en mínimos, con la mayor parte de sus vuelos cancelados.
También se habían cancelado un centenar de vuelos en el aeropuerto internacional de Filadelfia y casi 200 en el aeropuerto de Boston.
En total, este lunes se habían cancelado al menos mil 620 vuelos en Estados Unidos, según el portal de tráfico aéreo Flightaware.
Mientras, la nieve y los fuertes vientos afectaban también a los ferrocarriles y a los metros que circulan por la superficie, con las autoridades advirtiendo de probables cierres a lo largo del día y Nueva Jersey cancelando la mayor parte de su servicio.
En las carreteras la situación también era muy complicada, dado que se esperaba que las máquinas quitanieves no puedan seguir el ritmo de la nevada y ello obligue a cerrar algunas grandes vías de circulación.
“Esta tormenta no es un chiste y la principal preocupación ahora es el ritmo de nieve que se espera de dos pulgadas (cinco centímetros) por hora, que crea una situación extremadamente peligrosa en nuestras carreteras”, señaló el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo.
En las zonas costeras, las autoridades advertían del riesgo de inundaciones, por lo que se había establecido una alerta hasta el martes.