En su editorial del semanario “Desde la fe” de este domingo, la Arquidiócesis de México, dijo que el país está “ante una emergencia que demanda de todos los mexicanos acciones concretas, inmediatas y vinculadas”.
“El gobierno y los políticos deben renunciar a crear ambientes de polarización, y comprometerse a convocar a mesas de diálogo a favor de México, por encima de intereses partidistas. Si el gobierno y la sociedad hacen lo que les corresponde, podemos augurar la mejor de las batallas contra los males que sufre el país”, añadió.
El pasado jueves, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló que al menos 22.1 millones de adultos mexicanos fueron víctimas de algún delito en 2021, un incremento de casi 1 millón de personas frente al año anterior.
Además, estimó que el costo total de la inseguridad y el delito en hogares representó un monto de 278 mil 900 millones de pesos (unos US$13 mil 945 millones), lo que equivale al 1.55 % del producto interior bruto (PIB) y a 7 mil 147 pesos por persona afectada (US$357.35), según el organismo.
En su texto, el órgano católico indicó que el país está por llegar al cuarto trimestre de 2022 “en medio de un intenso debate sobre lo que sí y lo que no ha funcionado en la Estrategia Nacional de Seguridad Pública”, impulsada por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Recordó que en diferentes foros se exhibe constantemente “la dramática realidad” ya conocida por todos: violencia, inseguridad, asesinatos, extorsiones, robo, trata de personas, crecimiento exponencial de grupos criminales y muchos otros males.
Y que ya se han hecho sugerencias y recomendaciones al Gobierno mexicano sobre lo que debería modificar para que sus acciones “sean verdaderamente eficaces contra quienes tienen sometido al país”.
Sin embargo, apuntó que poco se ha dicho de lo que la Iglesia católica mexicana ha venido evidenciando desde hace décadas: “la violencia y la inseguridad en el país se deben a la pérdida de valores en la sociedad, valores que son cimiento de la convivencia pacífica”.
Y que “sin una firme promoción de valores como la honestidad, la responsabilidad, la verdad, el servicio, el respeto, la justicia, etc., la batalla está perdida”.
Dijo que sin esos valores “nada se puede hacer contra la violencia y la inseguridad, ni tampoco contra la corrupción que ha entrado en todas las instituciones, y es caldo de cultivo para que el crimen organizado siga propagándose como virus letal”.
Añadió que la promoción de los valores “debe pasar por todos los ámbitos, empezando por las familias, que ya no pueden seguir indiferentes esperando a que el gobierno cure este mal extendido” y urgió a que las familias “asuman su papel de artesanos de paz”.