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Revelan detalles de yihadista que aparece en videos de Grupo Estado Islámico

El hombre enmascarado con marcado acento británico que sale en varios videos del Estado Islámico decapitando a rehenes occidentales, ha sido identificado como Mohammed Emwazi. Un veinteañero británico, nacido en Kuwait, que creció en una familia acomodada del oeste de Londres y se licenció en informática en la universidad de Westminster.   

MADRID. – Según los diarios estadounidense Washington Post y el español El País,el verdugo conocido hasta ahora como John el yihadista, que ha simbolizado la barbarie del Estado Islámico, ha sido investigado utilizado diferentes técnicas, que incluyen análisis de voz y entrevistas con antiguos rehenes. Poco después de la publicación del video de la decapitación el periodista estadounidense James Foley el pasado verano, el FBI ya avanzó que podría haber identificado a su verdugo. Pero su identidad se ha mantenido secreta, mientras John el Yihadista volvía a parecer en al menos otros cuatro vídeos de asesinatos de rehenes occidentales.

Emwazi, según fuentes citadas por el Post, llegó a Siria en 2012. Antes, poco después de licenciarse en la universidad, viajó a Tanzania con dos amigos con la supuesta intención de realizar un safari. Al aterrizar en Dar es Salaam, en mayo de 2009, fueron detenidos por la policía y finalmente deportados.

Entonces Emwazi viajó a Ámsterdam. Allí, según correos electrónicos en poder del Washington Post, el servicio de inteligencia británico MI5 le acusó de tratar de viajar a Somalia, para unirse a la guerrilla islamista que operaba en el sur del país. Emwazi negó la acusación, respondiendo que fue el MI5 el que intentó reclutarlo. En otoño de 2009 regresó a Reino Unido.

Después se trasladó a Kuwait, donde trabajó en una empresa de informática, y regresó al menos en dos ocasiones a Reino Unido, una de ellas para arreglar los papeles para contraer matrimonio con una kuwaití en 2010. La policía antiterrorista británica volvió a detenerle, impidiéndole viajar a Kuwait al día siguiente como tenía revisto.

“Tengo un trabajo esperándome y un matrimonio que empezar”, escribió al director de investigación del grupo de derechos civiles CAGE, en un mail al que ha tenido acceso el Washington Post. “Pero ahora me siento como un prisionero, solo que no en una celda, sino en Londres”.

Estaba, según testimonios de amigos anónimos recogidos por el diario estadounidense, ansioso por escapar de Londres. Los mismos amigos le recuerdan como educado, elegante en el vestir y profundamente religioso.

Se cree que llegó a Siria en 2012. Cómo lo logró es aún un misterio. Pero allí se sabe que contacto con su familia y al menos con un amigo, aunque se desconoce qué les contó sobre su actividad allí. Un ex rehén ha relatado qué Emwazi formaba parte en 2013 de un equipo, integrado por al menos dos británicos más, encargado de vigilar a los prisioneros en unas dependencias de Idlib.

Emwazi parecía el líder del grupo, según el mismo testimonio. A principios de 2014 los rehenes fueron trasladados a Raqqa, centro de operaciones del Estado Islámico en Siria. Allí siguieron recibiendo vistas de Emwazi, que parecía haber asumido labres más importantes en la organización.

UN ADOLESCENTE COMO TODOS

Según la investigación de un importante medio de comunicación europeo, su papel de decapitador en el Estado Islámico estaba al otro extremo en su vida en el colegio, donde era fanático del futbol, que practicaba cada vez que podía.

Luego de haberse trasladado de Kuwait a Gran Bretaña, su padre encontró trabajo como chofer mientras su madre cuidaba de él y sus dos hermanas menores, que ahora tendrán 23 y 25 años. Según testigos, los padres llegaban hasta la escuela para recogerlos.

Estaban entregados a su religión musulmana, de la que el aludido habló más de alguna vez en clases, en las que leía textos religiosos y escribía en la pizarra en árabe.

Testigos dan cuenta de que su inglés era muy pobre, sabiendo expresar sólo cosas básicas, como su nombre, su origen y su religión.

En 1999 terminó la escuela y se trasladó a Quintin, donde estudió con personajes sobresalientes de la actualidad.

Maestros y vecinos dicen que Mohammed era trabajador, entregado a su religión, usaba la vestimenta tradicional islámica y era “como cualquier otro adolescente”.

Pero su conducta empezó a cambiar cuando ganó un concurso de informática en la universidad de Wstminster. La universidad tenía conocimiento de varios defensores del islam radical, y parecía que el joven había caído bajo esos dominios. Comenzó a asistir a diferentes mezquitas y se cree que tuvo varios encuentros con islamistas extremos.

En el 2009, luego de haberse graduado, viajó a Tanzania, al este de África, en un supuesto viaje familiar a la jungla. Para entonces, ya un oficial británico los acusó de querer viajar a Somalia para unirse al grupo Al Shabaab.

La familia tomó como acoso los señalamientos  y comenzaron a planificar para volver a Kuwait, planes que fueron frustrados por las autoridades.

Ya en el Estado Islámico, el joven voló dentro y fuera de Londres por más casi tres años  hacia las localidades con más presencia yihadista. Entre el 2006 y el 2009 pasó por las fronteras del Reino Unido por unas cinco veces.

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