Los expertos en meteorología reconocen que la influencia de aguas cálidas llevó al huracán Otis a transformarse en una amenaza y haber llegado a la escala máxima de huracanes, con vientos de hasta 270 kilómetros por hora.
Las autoridades mexicanas destacaron que esta rápida intensificación fue inusual y nunca antes vista en el país.
EN ESTE MOMENTO
Otis, que ha causado 27 muertes, rompió récords en México al crecer de tormenta tropical a huracán categoría 5 en menos de 12 horas. Esto plantea interrogantes sobre si el fenómeno podría darse en otra zonas. Por ejemplo, ¿podría Florida enfrentar situaciones similares?
El Servicio Nacional del Tiempo en Miami, representado por Roberto Molleda, señaló a la cadena Univisión que el sur de Florida siempre debe estar preparado para la rápida intensificación de los huracanes que se aproximan a la costa, como lo demostró el huracán Andrew en 1992, el cual dejó pérdidas millonarias y provocó 23 muertes en los Estados Unidos.
Molleda explicó que, durante la temporada de huracanes, las cálidas aguas alrededor de Florida proporcionan el ambiente propicio para que esto ocurra, aseguró.
Según el experto, Otis plantea así la necesidad de estar preparados para situaciones similares en el futuro, y Florida, con sus aguas cálidas y su historial de huracanes, debe estar particularmente alerta hasta el próximo 30 de noviembre de 2023 cuando concluya la temporada de ciclones en el Atlántico.
El ciclón ha dejado desconcertados a los científicos que estiman que la razón por la que se fortaleció de esa manera fue porque se encontró con una zona de aguas oceánicas altamente cálidas, que estuvieron cerca de los 31°C de temperatura.
A medida que los huracanes se ven afectados por el calor del agua del océano, fenómenos como El Niño y el calentamiento global influyen en su intensidad, describe un artículo de la BBC.
En este se explica que el huracán Otis se encontró con aguas oceánicas excepcionalmente cálidas, que proporcionaron combustible para su rápido fortalecimiento.
Los expertos también señalan la importancia de la Piscina cálida del Océano Pacífico occidental y su impacto en el clima y los huracanes.
Roberto Rodríguez, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional de México, dijo a la BBC que aunque el Pacífico oriental y el Pacífico occidental son dos áreas geográficas distintas, la interacción entre ellas puede influir en el comportamiento de los fenómenos climáticos.
En este caso, la “Piscina cálida” del Pacífico occidental, con sus temperaturas del agua significativamente altas, pudo haber tenido un impacto en el desarrollo de Otis.
Raúl Codero, profesor chileno de la Universidad de Groningen, en Países Bajos, también destacó a la BBC que si bien esta área de altas temperaturas no está ubicada en las costas de México, “está expandiéndose porque la temperatura en todo el mar está aumentando”.
“Se está usando el término ‘Piscina cálida’ para explicar lo ocurrido en México, lo cual no está mal, porque ciertamente las aguas están calientes, pero podría causar confusión, porque no hay una nueva piscina frente a las costas de México, sino una ola de calor”, explicó.
El huracán Otis estableció un nuevo récord en cuanto a la intensificación de ciclones que han impactado la costa del Pacífico mexicano.
Anteriormente, el huracán Patricia, en 2015, había marcado un hito al aumentar sus vientos sostenidos de 240 km/h a 305 km/h en un lapso de 24 horas, convirtiéndose en el sistema tropical con los vientos más intensos jamás registrados. Sin embargo, al tocar tierra en México, sus vientos se redujeron nuevamente a 240 km/h.
El caso de Otis fue aún más sorprendente, ya que logró fortalecerse en tan solo 12 horas. En ese período, evolucionó de ser una tormenta tropical con vientos sostenidos de 64 km/h a convertirse en un huracán con vientos de 270 km/h.
Este rápido cambio de categoría entre las 12 horas del martes, cuando era un huracán de categoría 1, y las 21 horas del mismo día, cuando alcanzó la categoría 5, representa un fenómeno meteorológico excepcional.