Justicia
|Suscriptores
Hundimiento del Titán: Por qué la audiencia sobre el sumergible contradice las teorías de la muerte de la tripulación
Durante todo el descenso, afirma un informe preliminar, la tripulación no envió ninguna transmisión que indicara problemas o alguna emergencia.
Imagen proporcionada por la Guardia Costera de EE. UU. de los restos de Titán en el fondo del océano. (Foto Prensa Libre: AFP)
Dos días de informes y testimonios durante una investigación de la Guardia Costera de EE. UU. cuestionan la idea de que los pasajeros del sumergible supieran que se enfrentaban a la muerte.
¿Sabían los cinco submarinistas del Titán que estaban en peligro de muerte antes de que su sumergible hiciera implosión hace 15 meses?
Los expertos públicos llevan mucho tiempo respondiendo afirmativamente a esta pregunta.
Sin embargo, los dos primeros días de la audiencia formal de un grupo de la Guardia Costera sobre el desastre, que comenzó el lunes, han planteado preguntas básicas sobre esa sombría conclusión y han recogido testimonios detallados que apoyan una conclusión poco sensacionalista.
“Durante todo el descenso”, afirma el informe inicial de la Junta de Investigación de la Marina, “la tripulación no envió ninguna transmisión que indicara problemas o alguna emergencia”.
Esa conclusión se centra en el examen oficial de las comunicaciones entre el sumergible y su nave nodriza, así como en el análisis pericial del último acto conocido del sumergible: la caída de sus pesos.
En tiempos normales, el Titán contaba con un gran armazón de pesas sujetas a su parte inferior para hacer que el sumergible pesara más y acelerar su descenso. Al acercarse al fondo del mar, la nave se deshacía de parte de las pesas para lograr una flotabilidad neutra, es decir, que no subiera ni bajara. Luego, al final de la inmersión, se desprendería de más pesas para adquirir flotabilidad positiva y comenzar el lento ascenso.
En caso de emergencia, el sumergible también podía deshacerse de todos sus pesas a la vez, lo que lo lanzaría a toda velocidad a la superficie.
Inmediatamente después de la tragedia, los medios de comunicación y las redes sociales citaron a expertos que defendían esta hipótesis de crisis. Los expertos dijeron que la caída del peso indicaba que los miembros de la tripulación sabían que estaban en grave peligro y estaban luchando por realizar un ascenso de emergencia.
Robert Ballard, oceanógrafo estadounidense a quien a menudo se atribuye el descubrimiento del Titanic en 1985, declaró a ABC News que los miembros de la tripulación “empezaron a bajar el peso y a ascender a la superficie, pero nunca lo consiguieron”. Y añadió: “Estoy seguro de que intentaban aligerarse y volver a casa, pero el propio casco implosionó”.
James Cameron, constructor de sumergibles y piloto conocido por su película Titanic de 1997, también prestó su voz a esa teoría. “Entendemos desde dentro de la comunidad”, dijo a ABC News, refiriéndose a sus colegas oceanógrafos, “que se les habían caído los plomos de ascenso, y que estaban subiendo, tratando de gestionar una emergencia”.
La misma afirmación aparece en la demanda de US$50 millones presentada en agosto contra OceanGate, el fabricante del sumergible, por la familia de Paul-Henri Nargeolet, un explorador francés que se encontraba entre los fallecidos. La demanda decía que los “pesos caídos” significaban que el equipo había abortado, o estaba intentando abortar, la inmersión. Los cinco miembros de la tripulación, añadía, “eran perfectamente conscientes de que iban a morir”, y señalaba además que los que iban a bordo tenían “pleno conocimiento de los fallos irreversibles del buque, experimentando terror y angustia mental”.
La audiencia de los guardacostas hizo públicos nuevos detalles importantes que contradicen el sombrío escenario. En particular, reveló una escueta comunicación final entre el sumergible y su nave nodriza en la que se afirmaba que el Titán había “soltado dos wts”, abreviatura de pesos, en inglés.
En su testimonio del lunes, Tym Catterson, un contratista de OceanGate que ayudó a lanzar el sumergible poco antes de que implosionara, declaró bajo juramento que estaba seguro de que los dos pesos —un total de solo 32 kilos— se habían soltado para lograr una flotabilidad neutra y ayudar a la nave a controlar mejor sus movimientos a medida que se acercaba al lecho marino, no para volver a la superficie.
“No es suficiente peso para volver a la superficie”, dijo Catterson refiriéndose a los dos pesos arrojados. La embarcación seguía siendo bastante pesada, añadió, porque los pesos combinados transportados a bordo del Titán en una inmersión típica oscilaban entre 90 y 136 kilos, una cantidad muy superior a los 32 kilos.
Al final de su testimonio, Catterson dijo que los medios de comunicación que habían informado sobre el desastre del Titán “habían hecho su agosto con la desinformación y la especulación”. Añadió que, a su juicio, los tripulantes de las profundidades “no tenían ni idea” de que la implosión catastrófica era inminente.
Está previsto que las audiencias continúen hasta el viernes 27 de septiembre, y parece posible que salga a la luz nueva información.
Pero la opinión de los expertos hasta este momento es que, como dijo Catterson, ningún miembro de la tripulación “sufrió” angustia mental cuando la nave implosionó violentamente en su última inmersión.
Cameron, el cineasta, preguntado el miércoles sobre su respuesta al testimonio de la audiencia, dijo: “No debería haber transmitido información de oídas sobre los pesos en la televisión nacional. Ya tenemos suficiente desinformación intencionada en el mundo de hoy, sin añadirle un rumor indisciplinado”.
Agregó, sin embargo, que uno de los puntos principales que trataba de exponer en la entrevista de ABC era acertado y pertinente en aquel momento: que el desastre del Titán era una “grotesca anomalía” respecto al perfecto y continuado récord de más de medio siglo sin más víctimas mortales en sumergibles profundos tripulados.
CONTENIDO PARA SUSCRIPTORES
Ballard no respondió a una solicitud de comentarios sobre sus anteriores declaraciones.
En junio, meses antes de las audiencias formales de la Guardia Costera, Jason Neubauer, quien dirige la investigación, desmintió una afirmación viral anterior según la cual los tripulantes sabían que se enfrentaban a la muerte.
Declaró en una entrevista que un registro aparentemente de la inmersión fatal era falso. La transcripción falsa, vista en internet millones de veces, relataba una crisis desgarradora en la que los cinco tripulantes lucharon en vano por volver a la superficie.