El caso afecta a un sector clave de la economía de Brasil, el mayor exportador del mundo de carne bovina y aviar, y en particular a dos gigantes del sector, JBS y BRF.
Las autoridades afirman que las exportaciones han caído en 63 millones de dólares diarios a solo 74 mil.
El secretario de sanidad de Hong Kong, Ko Wing-man, anunció la “retirada completa” de toda la “carne fresca, congelada –de ternera– y de ave” importada por las plantas afectadas por la crisis.
“No pudimos eliminar completamente los peligros ocultos en términos de seguridad alimentaria”, dijo Ko a la prensa para justificar su decisión.
Ko precisó que seis de las plantas afectadas en Brasil habían exportado carne a Hong Kong y dijo esperar que la actuación devuelva la confianza a los consumidores hacia la carne brasileña que no procede de las fábricas envueltas en el escándalo.
Hong Kong importó ternera por valor de 718 millones de dólares en 2016, según cifras del gobierno brasileño.
En carne de pollo, los envíos a China –que también decidió suspender sus importaciones– y Hong Kong representaron el 20 por ciento del total, según datos del Ministerio brasileño de Desarrollo y Comercio Exterior (MDIC).
La Unión Europea (UE) también suspendió las importaciones de carnes brasileñas.
Japón, el tercer mayor mercado para el pollo de Brasil, con importaciones por valor de 720 millones, impuso una veda similar, mientras que México suspendió la entrada de productos avícolas brasileños hasta recibir “garantías sanitarias”. Por su parte Corea del Sur y Argentina reforzaron sus controles.
Prohibiciones 'arbitrarias'
El gobierno del presidente Michel Temer ha llamado a los otros 163 miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a no imponer prohibiciones “arbitrarias” a la industria cárnica de Brasil, que exporta por valor de 13 mil millones de dólares anuales.
Los responsables brasileños han estado haciendo malabarismos para contener los daños colaterales tras el estallido del escándalo.
Tras una investigación de más de dos años, la Policía Federal (PF) desveló un sistema en el que los inspectores sanitarios recibían sobornos de empresarios para autorizar el comercio de carnes no aptas para el consumo humano.
Desde entonces se han producido más de 30 arrestos y tres plantas han sido clausuradas.
El secretario de sanidad de Hong Kong explicó que la prohibición total de importar carne brasileña se mantendrá hasta que “obtengamos la garantía de las autoridades brasileñas de que su investigación se limita a esas 21 plantas”.
Ko añadió que cualquier producto que estuviera llegando al enclave chino procedente de Brasil podría entrar pero sería precintado hasta que las pesquisas hayan terminado.
En su carta a la OMC, Brasil insiste en que solo se trata de unas cuantas manzanas podridas y que la industria alimentaria brasileña goza de buena salud.
Según el gobierno, de los 11 mil empleados del ministerio de Agricultura, 2 mil 300 trabajaban como inspectores de productos cárnicos y “solo 33 individuos están siendo investigados por conducta inapropiada”.