“Ya podemos parar todas las teorías conspirativa sobre Hitler. No se fue a Argentina en un submarino, no está escondido en una base en la Antártida ni en el lado escuro de la Luna”, indicó Charlier.
El estudio, del cual Charlier es el coautor junto a cuatro otros investigadores, fue publicado el viernes en la revista científica European Journal of Internal Medicine.
El análisis de la mala dentadura de Hitler y de varias piezas no encontró ningún rastro de carne, ya que el dictador nazi era vegetariano, indicó Charlier.
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En marzo y en julio de 2017, los servicios secretos rusos FSB y los archivos estatales rusos autorizaron a un equipo de científicos a examinar los huesos del dictador, por primera vez desde 1946, contó el experto.
El equipo francés pudo analizar un fragmento del cráneo que fue atribuido al “Führer”, que tenía un agujero en el lado izquierdo que probablemente fue provocado por el impacto de la bala.
Los científicos no pudieron tomar muestras de este fragmento.
La morfología del fragmento correspondía con las radiografías del cráneo de Hitler tomadas antes de su muerte, estimó el estudio.
Este estudio confirma la versión generalmente aceptada de que Hitler murió el 30 de abril de 1945 en su búnker de Berlín con su compañera Eva Braun, y además entrega nuevas informaciones sobre las causas exactas de su muerte, indicó Charlier.
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“No sabíamos si había usado una cápsula de cianuro para darse muerte o una bala en la cabeza. Son muy probables ambos”, dijo.
El análisis de los dientes no encontró ningún rastro de pólvora, lo que indica que el revólver no entró en la boca y que más probablemente fue apuntado al cuello o a la frente.
Además, los depósitos azulados en sus piezas de dentadura postiza podrían indicar “que hubo una reacción entre el cianuro y la dentadura”, dijo el investigador.
Charlier, especialista en medicina legal y antropología, también participó en el análisis del corazón momificado de Ricardo Corazón de León.
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