Starnawski, de 48 años, determinó el jueves que el inundado Hranicka Propast, que ha sido explorado por buzos durante decenios, tiene al menos 400 metros de profundidad. Él se sumergió hasta una grieta estrecha a 200 metros de profundidad y entonces envió un robot operado por control remoto, que llegó hasta 404 metros — la longitud de su cable — sin parecer tocar fondo.
En el 2015, el propio Starnawski pasó por la grieta y bajó a una profundidad de 265 metros sin tocar fondo. Después de esa inmersión, Starnawski tuvo que pasar seis horas en una cámara de descompresión.
Hablando por teléfono desde su casa en Cracovia, en el sur de Polonia, Starnawski dijo que el descubrimiento del martes hace del Hranice Propast la cueva subacuática más profunda que se conoce, superando al Pozzo del Merro, en Italia, por 12 metros.
La Sociedad Espeleológica Checa dijo que piensa que la cueva es aún más profunda y arrojará más récords. Cuando el robot estaba a 404 metros de profundidad “era todo lo que alcanzaba su soga y aun así no tocaba fondo”, dijo la sociedad en una declaración.
Bucear en la cueva es difícil, debido a aguas turbias, a una temperatura de 15 grados centígrados (59 grados Fahrenheit) y a una composición mineral del agua que daña el equipo y la piel expuesta, dijo Starnawski.
“Pero es el único precio por este descubrimiento y vale la pena” , dijo.
El sábado, planea bucear de nuevo 200 metros para volver a enviar el robot por el estrecho. El aparato fue creado específicamente para la expedición y es operado por la firma polaca GRALmarine.