Según Jucá, un hombre cercano al presidente interino Michel Temer, quien sustituyó a la suspendida mandataria Dilma Rousseff, el audio es real, pero fue “sacado de contexto” y transmite una “idea equivocada” de lo que conversó con el expresidente de la estatal Transpetro Sergio Machado, investigado por el caso Petrobras.
La publicación del diálogo ya representa un nuevo escándalo para Temer, quien asumió el poder hace 11 días después de que el Senado decidiera suspender a Rousseff durante seis meses para realizarle un juicio político por maquillaje de las cuentas públicas.
Según Folha, Machado buscó a líderes de ese partido preocupado con los avances de la investigación anticorrupción.
“Tenemos que encontrar una salida”, habría planteado el expresidente de esta subsidiaria de Petrobras, investigado por supuestamente haber pagado sobornos en el marco de la trama corrupta.
Jucá se defiende
Pero en una conferencia de prensa este mismo lunes, Jucá dijo que su frase “cortar esta sangría” se refería a la crisis económica y política que afecta a Brasil.
“Es cortar la sangría de la economía, de lo que está ocurriendo con el país, esa es la ventaja del cambio de gobierno. La Lava Jato era la médula del gobierno (de Rousseff) y eso tiene una sangría económica, social, política”, declaró.
“La Lava Jato es importante, hay que investigar, pero hay que delimitarla” , enfatizó Jucá, quien descartó renunciar a su cargo en el flamante gobierno Temer, de quien es un firme aliado.
Críticos de la destitución de Rousseff plantearon insistentemente que el cambio de Gobierno también era una estrategia para echar tierra sobre la investigación anticorrupción, que tiene en la mira a políticos de todos los sectores y no sólo del Partido de los Trabajadores de Rousseff.
La publicación del diálogo ya representa un nuevo escándalo para Temer, quien asumió el poder hace 11 días después de que el Senado decidiera suspender a Rousseff durante seis meses para realizarle un juicio político por maquillaje de las cuentas públicas.
Vicepresidente de la mandataria durante cinco años, Temer (también del partido PMDB) acabó siendo un enemigo central y uno de los principales articuladores de la salida de Rousseff, quien continúa denunciado que todo este proceso fue un “golpe”.
Críticos del impeachment plantearon insistentemente que el cambio de gobierno también era una estrategia para echar tierra sobre la investigación anticorrupción, que tiene en la mira a políticos de todos los sectores y no sólo del Partido de los Trabajadores de Rousseff.
Al menos tres ministros del nuevo gabinete son investigados por la Operación Lava Jato, que ha significado una catarata de acusaciones de corrupción contra las élites políticas y empresariales brasileñas.
La Fiscalía pidió investigar a Rousseff por obstrucción a la Justicia, pero sobre ella no recae ninguna acusación de corrupción o de enriquecimiento personal con el fraude.
De su lado, Temer ha prometido en varias ocasiones que su gran objetivo durante su mandato, por ahora interino, es sacar a Brasil de la parálisis económica y política que había frenado al gigante sudamericano durante los últimos meses del gobierno de Rousseff.
Jucá es el hombre encargado de la importante tarea de reestructurar el dañado presupuesto de Brasil, una de las grandes promesas de Temer.
De acuerdo al diario, Temer fue aconsejado a marginar a Jucá del gobierno porque su presencia transmite la imagen de que la nueva administración quiere sepultar las investigaciones.
En sus pocos días de vigencia el gobierno interino ya enfrentó otras polémicas, como la supresión del ministerio de Cultura como parte de una reesctructuración para recortar gastos.
Ante la lluvia de críticas, Temer echó pie atrás y mantendrá la cartera.