“El éxito vivido en Tikrit se repetirá en otras zonas para proteger a los civiles” , aseguró el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, en un comunicado en el que anunció la liberación de la ciudad.
Al Abadi explicó que las fuerzas iraquíes llegaron al centro de Tikrit y la liberaron por el sur y por el oeste, después de que anoche se hicieran con el control del edificio de la Gobernación provincial de Saladino.
Por la mañana, lograron avanzar hasta dominar la mayoría de los departamentos del Gobierno, así como los palacios presidenciales, donde izaron la bandera iraquí, en lugar de la de los radicales, que habían colocado su estandarte negro en los edificios oficiales, tras hacerse con el control de la ciudad.
Posteriormente, continuaron progresando hacia el centro de Tikrit desde los cuatro ejes hasta lograr la liberación completa de la localidad, que lleva en manos de los yihadistas desde el pasado verano.
Se desconoce el número total de muertos en ambas filas durante casi un mes de combates. Hoy, al menos nueve soldados iraquíes murieron y otros 18 resultaron heridos en la batalla del centro de Tikrit, según fuentes de seguridad.
El asalto lanzado por el Gobierno el 9 de marzo recién pasado para recuperar esta localidad contó con el apoyo de la aviación iraquí y recientemente con el de la coalición internacional encabezada por EE.UU.
De hecho, la intervención de los aviones de la alianza internacional provocó críticas en las filas de las milicias de voluntarios chiíes conocidas como “Multitud Popular” y dos importantes brigadas decidieron abandonar la lucha.
Alrededor de 30 mil efectivos, gran parte de ellos pertenecientes a esas milicias, que cuentan con el apoyo de Irán, participaron en la conquista, que también ha estado acompañada de denuncias sobre supuestos abusos perpetrados por las milicias contra las tribus locales.
Alrededor del 80 por ciento de la población de Saladino -1,400 mil habitantes- son árabes suníes, mientras que el resto se reparte entre kurdos, turcomanos y chiíes.
Ayer, en Bagdad, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió al Ejecutivo iraquí que garantice la restauración de la ley en las zonas arrebatadas y mostró su preocupación por las “denuncias de asesinatos, secuestros y destrucción de propiedades” .
La ofensiva ha vivido varias etapas.
Tras un primera campaña en febrero contra el norte de la provincia, a principios de marzo se lanzó un ataque contra la capital de Saladino, en el que se lograron importantes avances en los primeros días.
Sin embargo, el progreso de las fuerzas leales a Bagdad se vio detenido a mediados de mes debido a la feroz resistencia de los yihadistas y a los cientos de explosivos que estos colocaron en calles, vehículos y edificios.
Las fuerzas iraquíes se replantearon entonces la campaña y echaron mano de unidades de elite y de cuerpos formados en la guerra callejera, mientras solicitaban la ayuda de la coalición internacional.
El 25 de marzo recién pasado, los aviones comandados por EE.UU. comenzaron los ataques contra los yihadistas atrincherados entre sus edificios y, un día después, el primer ministro iraquí anunció el inicio de la última fase de la campaña militar para liberar la provincia y su capital.
La importancia estratégica de Saladino radica en que limita con otras siete provincias, es la primera productora de trigo de ese país y y acoge la mayor refinería de petróleo de Irak.
Limita con las provincias de Nínive (noroeste) , cuya capital es Mosul, Kirkuk (norte) , Diyala (este) , Al Anbar (oeste) y las kurdas de Sulaimaniya (noreste) y Erbil (noroeste), además de con la capital Bagdad (sur), por lo que es clave en las comunicaciones.
Su control supone cortar las rutas de traslado de los yihadistas entre Al Anbar, Nínive y zonas del sur y oeste de Kirkuk.
Tikrit tiene también un componente simbólico ya que el fallecido Sadam Husein era originario de esa zona y allí se encuentra su mausoleo que quedó destrozado tras los combates entre las fuerzas gubernamentales y el Estado Islámico a mediados de este mes.
Sadam, nacido en Al Ouya en 1937, ostentó el poder en Irak durante 24 años. Fue detenido en diciembre del 2003, tras la invasión liderada por EE. UU. que precedió la caída de su régimen, y fue ejecutado el 30 de diciembre del 2006 en Bagdad.