Un condenado a muerte
Todos ellos son arzobispos u obispos, salvo un simple sacerdote albanés, Ernest Simoni, de 88 años, perseguido durante la dictadura comunista del tirano Enver Hoxha. Condenado a muerte por haber celebrado una misa en memoria del presidente estadounidense John Kennedy, Simoni purgó 18 años de trabajos forzados, en la prisión y en la mina. Al visitar Albania en 2014, el papa Francisco había quedado impresionado y emocionado por la vida de este resistente católico.
Otra opción original es la de un “nuncio apostólico” (embajador del Papa) en Siria, país “mártir” e incesantemente presente en las oraciones de Francisco. Monseñor Mario Zenari no ha querido abandonar el puesto que ocupa desde hace ocho años en Damasco, donde intenta dialogar con las diferentes partes del conflicto.
La periferia del Papa
El pontífice argentino, al que le gusta declinar la palabra “periferias” crea cardenales en Lesotho, en Papuasia-Nueva Guinea, en la isla Mauricio, en Bangladés y en Malasia, países que tienen por primera vez un cardenal.
Otro hecho destacable es que el Papa, que llevó a cabo toda su vida religiosa en Argentina, ha seleccionado a un solo prelado de la Curia romana (gobierno del Vaticano). Se trata sin embargo de alguien nuevo: el estadounidense nacido en Irlanda Kevin Farrell, llega de Dallas, y fue nombrado en agosto prefecto del nuevo “dicasterio” (ministerio) de la laicidad, de la familia y de la vida.
En el nuevo cónclave serán ahora un 45% de electores de la Vieja Europa (contra 52% cuando el papa Francisco fue elegido en marzo de 2013), 14% de América del Norte, 12% de África, 12% de Asia, 11% de América del Sur, 3% de América Central y 3% de Oceanía.
Este cambio refleja más con la presencia mayoritaria de creyentes en el hemisferio sur del planeta, mientras Europa se seculariza.