Martinelli rechazó las denuncias en su contra al afirmar que “los casos que me tienen a mí en Panama son políticos, no hay ninguna evidencia de ninguna especie”.
El 10 de octubre, la fiscalía acusó a Martinelli de espiar a opositores y solicitó a la policía panameña emitir una alerta a través de Interpol para dar con el paradero del exgobernante.
También es investigado por la Corte Suprema de Justicia por la supuesta sobrefacturación en un contrato por US$45 millones en la compra de comida deshidratada para escuelas públicas.
Martinelli, un magnate del sector supermercados que alcanzó la Presidencia prometiendo una cruzada contra la corrupción, es mencionado en otra decena de casos que investiga la justicia en relación a delitos financieros, compras con sobreprecios y cobro de comisiones por el pago de impuestos.
Sin embargo, Martinelli dijo ser un “chivo expiatorio” del actual gobierno de Juan Carlos Varela, excanciller por 26 meses durante su gobierno, para desviar la atención de los problemas del país y por ser un feroz crítico a su gestión.
Varela “tiene el miedo más grande, pánico y terror” a que regrese porque “soy la única persona que le dice lo que está pasando” en Panamá, dijo Martinelli.