Los socorristas intentaron en vano reanimar al autor de la explosión, que hirió a 12 personas, tres de gravedad.
Herrmann indicó que las autoridades querían verificar si se trata de un atentado islamista. “No se puede excluir que sea el caso”, dijo.
El hecho de haber querido atentar contra la vida ajena juega en favor de esta hipótesis, añadió.
El subdirector de la policía de Ansbach, Roman Fertinger, habló de “indicios” de que se habían añadido trozos de metal a la carga explosiva.
El autor del atentado, cuya solicitud de asilo fue rechazada hace un año, tenía la intención de “impedir” la celebración de un festival de música pop al que asistían más de 2.500 personas en la ciudad, según Herrmann.
Intentó entrar en el recinto del festival pero tuvo que dar marcha atrás por la noche porque no tenía entrada.
La bomba estalló a las 22 horas locales delante de un restaurante situado muy cerca de la entrada del festival.
El sirio, residente en Ansbach, había hecho dos intentos de suicidio y estuvo hospitalizado en una clínica siquiátrica, añadió el ministro, y precisó que desconocía si el hombre tenía la intención de quitarse la vida.
Llegó de Siria hace dos años y vivía en Alemania con un permiso de residencia provisional. “No podía ser expulsado debido a la actual situación” en su país y “estaba tolerado” en Alemania, según Herrmann.
El suceso se produjo en un momento de gran tensión en Alemania tras una serie de tragedias, entre ellas la muerte a tiros de nueve personas, además de 11 heridos, la noche del viernes en Múnich.