Una turba enardecida incendió el frontis de la sede del tribunal electoral de la capital boliviana en medio de gritos de “¡fraude!”, haciendo retroceder a la policía antimotines.
El recuento rápido de actas, reanudado al finalizar la tarde del lunes, dió sorpresivamente a Morales un 46,87% y al opositor Carlos Mesa el 36,73% con 95,30% de actas y ponía al presidente izquierdista a un tris de evitar un balotaje con su principal rival.
Un clima de suspicacias impera en Bolivia desde que el Órgano Electoral Plurinacional suspendió la noche del domingo el escrutinio de los votos, que fue reanudado el lunes tras casi 20 horas de parálisis.
“No vamos a reconocer esos resultados que son parte de un fraude consumado de manera vergonzosa y que está colocando a la sociedad boliviana en una situación de tensión innecesaria”, declaró Mesa el lunes en la noche a medios bolivianos.
Lea también: Cabildos en Bolivia: ¿tiembla Evo Morales?
Ademas, la misión de veedores de la Organización de Estados Americanos (OEA) expresó “profunda preocupación y sorpresa” por el cambio “drástico” en la tendencia electoral al reanudarse la difusión de resultados después de la interrupción de 20 horas.
“La Misión de la OEA manifiesta su profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares conocidos tras el cierre de las urnas” el domingo, que estaban orientados hacia una segunda vuelta, dijo en un comunicado.
Mesa, quien gobernó entre 2003 y 2005, había denunciado horas antes ante los veedores de la OEA que el ente electoral “interrumpió arbitrariamente” el conteo y siguió manifestando su confianza de que habría una segunda vuelta.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) paralizó la difusión del escrutinio el domingo, tras un primer y único informe de conteo rápido del 84% de las actas que daba un 45,28% a Morales y un 38,16% a Mesa, datos que anticipan un balotaje el 15 de diciembre.
Según la Constitución boliviana, el ganador en primera vuelta debe obtener el 50% más uno de los votos válidos o al menos 40% de los sufragios con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo.
Mientras, Estados Unidos expresó preocupación por la “repentina interrupción de la tabulación electrónica de votos” y llamó a restablecer “ya” la “credibilidad y la transparencia” del proceso electoral, en un tuit del subsecretario interino de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Kozak.
A su pedido se unieron los gobiernos de Argentina, Brasil y Colombia.
¿Segunda vuelta?
Morales, de 59 años, confía en que el voto rural y del exterior volcará el resultado a su favor para asumir nuevamente el 22 de enero y cantó victoria la noche del domingo, sin referirse a un eventual balotaje.
“El pueblo boliviano se ha impuesto para continuar con el proceso de cambio (política oficialista)”, dijo desde la casa de Gobierno en La Paz.
En un escenario de polarización, un balotaje se convertiría en una suerte de referéndum para Morales sobre sus casi 14 años de gobierno, según deslizó Mesa en un encuentro con la prensa donde calificó de “triunfo incuestionable” su pase a segunda vuelta.
Lea también: Bolivianos acuden a votar en jornada de elecciones generales
“Si hay una segunda vuelta se transforma en referéndum”, dijo a la AFP Gaspard Estrada, especialista en América Latina de la universidad de Ciencias Políticas de París.
En ese caso, “Bolivia tendrá que escoger entre dos opciones” y “el país conoce perfectamente cuál es el camino de la construcción democrática”, dijo Mesa.
“Esa será una elección en la que se juega el destino de Bolivia”, insistió el expresidente de 66 años.
La sombra de la rebelión
Si en cambio se plantea un triunfo de Morales en primera ronda en medio de un clima de sospecha, algunos sectores de oposición, como el Conade, han llamado a la “rebelión”.
La decisión de Morales de volver a postularse es mal vista por un segmento de la población y fuertemente criticada por la oposición, que cree que si gana, Bolivia va camino hacia una autocracia.
Morales se vio favorecido por un fallo del Tribunal Constitucional que lo habilitó en 2017 para una reelección indefinida, alegando que postularse es su derecho humano, un año después de perder un referendo que consultaba a la población sobre el tema.
Contenido relacionado
Mamá Julia, la más longeva de Bolivia, fallece a los 118 años