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Se trata de 127 páginas que contienen nombres de testigos del juicio y que no se revelaron para proteger sus identidades y no comprar las investigaciones.
Los 10 datos más reveladores en los documentos y que evidenciarían que Guzmán es un hombre “despiadado y corrupto” son:
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Tercera fuga
Dámaso López Núñez, quien fue considerado el sucesor de Guzmán, declaró que la esposa del “Chapo”, Enma Coronel, compró un terreno para construir otro túnel para la fuga del “Chapo” en el 2016.
Coronel, según el testigo, también fue quien coordinó la fuga del narcotraficante en el 2015 y quería repetir ese escape, por lo que también tenía que sobornar a un funcionario federal y lograr el traslado de prisión de su esposo.
El plan se arruinó cuando el “Chapo” fue extraditado a EE. UU.
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Escape el día de la independencia
Con el objetivo de “avergonzar” al gobierno de EE.UU., Guzmán quería fugarse un 4 de julio, pero el plan se retrasó por lo que el escape se concretó el 11 de julio del 2015.
Los constructores del túnel que permitió la fuga del narcotraficante instalaron rieles y motocicletas con el manubrio recortado con tal de lograr el objetivo, pero no fue suficiente.
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Un médico para controlar las torturas
Un testigo contó a las autoridades de EE. UU. de cuando el “Chapo” torturó a Israel Rincón Martínez, alias “El Guacho”, porque intentó asesinar a uno de sus hijos. Los castigos fueron tan severos que llamaron a un médico para evitar que muriera y así, continuar para obtener información.
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La duda
Guzmán y su amante, Lucero Sánchez López, casi fueron detenidos el 16 de febrero del 2014. Mientras dormían ingresó a su casa el Ejército de México y agentes de la DEA. Pudieron escapar por un túnel oculto debajo de una bañera.
Debido a que Sánchez López llevó su iPad durante la huida, el narcotraficante creyó que lo había hecho para entregarlo, por lo que le ordenó que fuera a comprar algo con su tarjeta de crédito y, si el operativo militar llegaba a donde ella estaba, quedaría comprobada su traición. Esto no ocurrió.
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Reunión secreta con la DEA
El narcotraficante ofreció información de sus enemigos a los oficiales antinarcóticos.
La oficina de la Administración para el Control de Drogas (DEA) recibió una llamada del “Chapo” el 7 de noviembre de 1997, desde la prisión de Puente Grande, en Jalisco, donde estaba recluido durante su primer arresto.
La reunión se concretó en 1998 y los oficiales antinarcóticos se hicieron pasar por sociólogos que realizaban exámenes de personalidad.
Guzmán compartió la localización de un túnel que usaban los Arellano Félix para cruzar droga hacia EEUU, detalles sobre la estructura de la organización, la relación entre sus miembros y hasta identificó a algunos sicarios del grupo criminal.
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Pidió la muerte para el productor de su película
Luego de varias entrevistas concedidas a un productor colombiano, el “Chapo” se enojó porque se enteró que este quería recibir el 35 por ciento de las ganancias que se obtuvieran por la película y un libro sobre la vida del narcotraficante.
Según el testimonio, el narcotraficante también llegó a sospechar que el productor en realidad era un agente de la DEA por lo que le pidió al narcotraficante colombiano Alex Cifuentes, que lo ejecutara.
Cifuentes fue detenido antes de cumplir con la orden y pidió que se le advirtiera al productor sobre la decisión de Guzmán, por lo que este ya no viajó a México y se salvó del ataque.
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Secuestrados
Luego de trabajar para el cartel de Sinaloa durante 10 años, un testigo fue capturado y poco después sus padres, un hermano, y otros familiares fueron secuestrados por el grupo criminal para evitar que se convirtiera en colaborador de las autoridades.
La madre y el hermano fueron liberados 24 horas después, pero el resto de parientes estuvo en cautiverio durante un mes, para tener al informante bajo control.
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La muerte de dos hijos
Un alto mando del cartel de Sinaloa perdió a dos hijos debido a que cooperó con las autoridades, según la información desclasificada.
Se trata de alguien que trabajó con el “Chapo” y su compadre Ismael “El Mayo” Zambada, y que fue arrestado en México junto a sus dos hijastros, de los cuales uno de ellos aceptó colaborar con las autoridades y fue puesto en el programa de protección a testigos.
El hermano, quien permanecía en una prisión mexicana, fue encontrado sin vida en su celda y se creyó que se trataba de un suicidio, hasta que “El Mayo” confesó que él mando a matarlo.
Otro hijo del testigo fue asesinado cuando estaba de visita en México conociendo a su hijo recién nacido.
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El “Chapo” continuaba con el poder desde la prisión
El narcotraficante continúo manejando su cartel gracias a los sobornos que ofrecía al director de la cárcel de Puente Grande, a donde llegó en 1993.
Fueron US$10 mil durante casi un año, hasta que fue enviado a otra cárcel.
Su mensajero era Marcelo Peña, hermano de su exesposa Estella Peña, quien lo visitaba y le pasaba el mensaje a Arturo Guzmán, hermano del “Chapo”, quien quedó a cargo debido a la captura.
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No aceptó soborno
En el 2005 Guzmán, “El Mayo” y Alfredo Beltrán Leyva sostenían una guerra con Los Zetas y para controlar el territorio pagaban sobornos a funcionarios locales, estatales y federales; sin embargo, un general del Ejército rechazó el soborno y amenazó con capturar a quien intentaba corromperlo.
El general no fue asesinado para evitar un operativo en su contra, pero asesinaron a perros callejeros y dejaron los cadáveres en el patio de la vivienda de ese militar. Además colocaron narcomantas donde lo amenazaron de muerte. Este general huyó.
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