“Enkutatash” significa “regalo de joyas” y —según una de las muchas versiones de esta festividad— se refiere a la bíblica reina de Saba.
El principio del nuevo año coincide con el final de la temporada de lluvias y con la floración. Para celebrarlo las jóvenes cantan por las calles y reparten flores amarillas.
En China, el Año Nuevo es la festividad más importante. Se rige por el calendario lunar y cada año se celebra en una fecha diferente. En 2017 será el 28 de enero.
El Año Nuevo se celebra en familia y millones de personas vuelven a sus poblaciones de origen para pasar esos días.
Por la noche se abren todas las ventanas y puertas para dejar que la suerte entre en las casas. Las luces permanecen encendidas también por la noche para mostrar el camino a la buena suerte y ahuyentar a los malos espíritus. El nuevo año se recibe con fuegos artificiales y bailes de dragones y leones.
Los judíos celebran Año Nuevo en Rosh Hashaná, es decir, en los dos primeros días del mes Tishrei del calendario judío.
En 2017 esas fechas son el 21 y 22 de septiembre. Durante esos días toman conciencia de sus obligaciones morales. Es costumbres cubrir manzanas con miel para que el año que comienza sea dulce. Los panes para la fiesta de Año Nuevo no son alargados, como suele ser habitual, sino redondos para simbolizar el ciclo anual.
En el islam durante los festejos de Año Nuevo se recuerda la peregrinación del profeta Mahoma de la Meca a Medina en el año 662 d.C. Con ese viaje comienza a contarse el tiempo en el Islam. Los musulmanes no celebran la llegada del año con petardos ni fuegos artificiales, sino con instrumentos de viento tradicionales.
La comida que se sirve tiene también un significado: las bayas, manzanas, vinagre, ajo o dulces simbolizan la suerte, la salud y el bienestar. En 2017 el Año Nuevo islámico comienza el 21 de septiembre.
Para los kurdos y otros pueblos de Oriente Medio y Oriente Próximo la fiesta del Nowruz, que se celebra el 21 de marzo, simboliza el comienzo de la primavera de un nuevo año. Como festividad del resurgimiento alcanzó importancia entre los kurdos y después fue adoptada por otros pueblos.
Kurdos, afganos o persas la han enriquecido con sus propias costumbres. Los kurdos la aprovechan también para manifestarse y pedir su independencia. La Unesco incluyó el Nowruz en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial.