Pero otras fuentes dijeron al diario que las investigaciones sobre esos avistamientos siguen, realizadas por funcionarios del Departamento de Defensa que cumplen otras funciones.
Según dijo al periódico Elizondo, lo único que ha cambiado es que el programa dejó de recibir fondos en 2012, pero desde entonces siguió trabajando con miembros de la Armada y de la CIA y, de hecho, cuando él renunció fue nombrado un sucesor, que evitó identificar.
El programa ha funcionado en coordinación con una empresa que encabeza el multimillonario Robert Bigelow, Bigelow Aerospace, con instalaciones en la ciudad de Las Vegas destinadas a analizar todas las pruebas que se han recibido sobre este tema.
Según el Times, la mayor parte de los US$22 millones anuales del programa están destinados a contratos firmados con Bigelow Aeroespace, que a su vez tiene subcontratados otros expertos para realizar las investigaciones.
De acuerdo con el periódico, el programa ha estado analizando vídeos y grabaciones sonoras sobre incidentes con Ovnis, en casos que por lo general no han transcendido públicamente, algunos de ellos involucrando a pilotos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Entre ellos se encuentra el caso de un objeto ovalado, del tamaño de un avión comercial, que fue avistado en 2004 cerca de la costa la ciudad de San Diego por dos aviones militares.
El Departamento de Defensa difundió la grabación de ese caso en agosto pasado.
Uno de los principales impulsores del programa era el exsenador demócrata Harry Reid, amigo de Bigelow y quien desde hace tiempo se ha mostrado especialmente interesado en investigaciones sobre este tipo de incidentes.
El Times cita a la astrofísica Sara Seager que sostiene que el hecho de que no se conozcan detalles sobre estos objetos no identificados no significa que procedan de otro planeta o de otra galaxia.
“Cuando alguien asegura haber observado un fenómeno inusual cierto, a veces merece la pena investigarlo seriamente”, aseguró Seager.