La flota orbital todavía no ha detectado nada preocupante, afirman analistas de imágenes. En concordancia con las valoraciones privadas, funcionarios de Estados Unidos y la OTAN tampoco han reportado señales de que Rusia se esté preparando para una guerra nuclear.
“No hemos visto nada que nos haya hecho ajustar nuestra postura, nuestra postura nuclear”, declaró el 23 de marzo a reporteros Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional del presidente estadounidense, Joe Biden.
No obstante, los organismos protectores atómicos de Estados Unidos tienen razones para seguir atentos, aseguran expertos. Moscú desde hace tiempo ha practicado el uso de ataques nucleares relativamente pequeños para compensar derrotas en el campo de batalla. Además, algunos expertos militares están preocupados de lo que Putin pudiera hacer, tras las dificultades en Ucrania, para restaurar su reputación de implacable crueldad.
Si Rusia se estuviera preparando para una guerra atómica, lo normal sería que dispersara sus bombarderos para reducir su vulnerabilidad ante un ataque enemigo, comentó Hans M. Kristensen, director del Proyecto de Información Nuclear de la Federación de Científicos Estadounidenses, una organización privada de investigación en Washington. Sin embargo, en este momento, aseveró, “nada de eso es patente”.
Desde 1962, cuando uno de los primeros satélites espías de Estados Unidos no logró detectar un cargamento de misiles y 158 ojivas nucleares que Moscú había enviado a Cuba, los poderes de vigilancia en órbita de Estados Unidos han aumentado en gran medida. En la actualidad, cientos de satélites de captación de imágenes privados y públicos escanean el planeta de manera continua para evaluar cultivos, mapear ciudades, administrar los bosques y, cada vez más, revelar las actividades secretas de los Estados con capacidad nuclear.
El arsenal de Rusia supera en tamaño a las reservas nucleares de todas las demás naciones, lo que, para los analistas, crea el desafío de evaluar a fondo su situación actual. Firmas privadas estadounidenses como Maxar, Capella Space y Planet Labs les han proporcionado a los analistas cientos de imágenes de acercamiento de las fuerzas atómicas de Rusia. Tan solo Planet Labs tiene una constelación de más de 200 satélites de captación de imágenes y se ha especializado en encontrar sitios militares.
La flota privada rastreaba las fuerzas nucleares de Rusia mucho antes de la guerra, lo que revelaba tanto trabajos de mantenimiento como ensayos y ejercicios de rutina. Ese tipo de entendimiento básico ayuda a los analistas a descubrir preparativos de guerra reales, relataron expertos. “Rastreas esto y comienzas a tener una idea de cómo se ve la situación normal”, mencionó Mark M. Lowenthal, un exdirector asistente de análisis de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos. “Si ves un cambio, tienes que preguntarte si algo está pasando”.
Una falsa alarma sonó poco después de la declaración de Putin. Una cuenta de Twitter, The Lookout, publicó que un satélite había detectado dos submarinos nucleares rusos partiendo de un puerto noroccidental. The Express, un tabloide londinense, advirtió esto en un titular que decía: “preparación estratégica”. La alerta informativa recibió poca atención porque expertos se dieron cuenta de que la salida de los submarinos obedecía a un ejercicio planeado.
Aun así, Jeffrey Lewis y Michael Duitsman, especialistas en imágenes satelitales en el Instituto Middlebury de Estudios Internacionales en Monterey, California, han seguido monitoreando la flota de submarinos de Rusia porque sus movimientos pueden proporcionar indicaciones confiables de estados más altos de régimen de guerra nuclear.
Normalmente, alrededor de la mitad de los submarinos de Rusia equipados con misiles de largo alcance parten al mar en patrullajes programados mientras que el resto permanece en sus muelles para descanso, reparaciones y mantenimiento. Los analistas ven los muelles vacíos como una señal de advertencia.
Para evaluar la situación actual, Lewis hizo un acercamiento a una gran base de submarinos conocida como Gadzhiyevo en el norte ártico de Rusia. Las imágenes del lugar en Google Earth muestran una docena de enormes muelles que sobresalen de los fiordos rocosos.
El equipo del Middlebury examinó una imagen con acercamiento, tomada por Planet Labs el 7 de marzo, que mostraba a cuatro de los submarinos rusos a lo largo de dos muelles en Gadzhiyevo. Duitsman puntualizó que una imagen diferente de la base entera revelaba que todos sus submarinos activos estaban en el puerto (lo que indica que no se están preparando para un ataque nuclear). “Durante un estado más alto de régimen, esperaría que varios submarinos hubieran salido al mar”, expresó.
El equipo también estudió imágenes de una base militar en áreas silvestres de Siberia donde lanzaderas móviles mueven misiles de largo alcance en caminos campestres como una táctica defensiva. Duitsman opinó que las imágenes (tomadas el 30 de marzo por uno de los satélites radar de Capella, que puede ver a través de nubes y de la oscuridad de la noche) no mostraban señales de actividad inusual.
Analistas y expertos nucleares aseguran que la evidencia acumulada indica que la declaratoria de “régimen de servicio de combate” de Putin no fue una orden para preparar las armas, sino una señal de que un mensaje de guerra podría llegar pronto.
Pavel Podvig, un investigador veterano ruso de armas, comentó que lo más probable es que la alerta preparara al Ejército ruso ante la posibilidad de una orden nuclear. Nikolai Sokov, un exdiplomático soviético que negoció tratados de control de armas, estuvo de acuerdo. “Es una señal a la cadena de comando y control. Solo significa: ‘Presten atención. Tal vez una orden esté por llegar’”.
No obstante, Lewis del Instituto Middlebury señaló que la orden de Putin también parece haber enviado más personal militar a puestos centrales que transmiten órdenes y mensajes entre fuerzas dispersas. “Es por eso que no vimos nada. Estaba incrementando el número de humanos en los búnkeres”, opinó. La práctica, agregó, es una parte estándar de cómo Rusia eleva sus niveles de preparación nuclear: se necesita de más personas para llevar a cabo preparativos de guerra que para mantener los sitios en modo de espera.
Lowenthal, el exdirector asistente de la CIA y ahora un profesor sénior en Johns Hopkins, dijo que para él lo más problemático era el aspecto personal del proceso de escalada de Moscú.
“Podemos desarrollar un buen nivel básico de qué es lo normal” y habitual en el movimiento del armamento nuclear ruso, relató. “Es lo interno que siempre es preocupante”. Después de todo, los satélites de captación de imágenes no pueden ver qué hacen las personas dentro de los edificios y los búnkeres.
Añadió que la mayor incertidumbre era “el nivel de automatización” en las alertas de guerra escalatorias de Rusia (un tema abordado en “The Dead Hand”, un libro de 2009 ganador del Premio Pulitzer que describe un sistema semiautomático destinado a operar por su cuenta en caso de que los líderes rusos sean asesinados). Si esto sucediera, la autoridad nuclear de Rusia recaería en unos cuantos oficiales de bajo rango en un búnker de concreto. No queda claro si en la actualidad Moscú depende de algo similar.
“Nunca puedes estar completamente seguro” de cómo Rusia autoriza el uso de armas nucleares, afirmó Lowenthal. “Ese es el tipo de cosa que te pone nervioso”.