“No hay nación que haya estado tan profundamente comprometida en la distribución de vacunas alrededor del mundo como Estados Unidos”, afirmó el funcionario durante una rueda de prensa celebrada en la sede de la cartera de Exteriores, en Washington.
Pompeo acotó que no sólo habla en términos monetarios o financieros. “Cualquier otra nación empequeñece en términos de recursos económicos o bondad del pueblo estadounidense para donar dinero y garantizar que estas vacunas sean distribuidas por todo el mundo”.
“Ninguna nación nos podrá igualar, ni de lejos”, resaltó el jefe de la diplomacia estadounidense.
Sin embargo, Pompeo rechazó la posibilidad de que Washington se una a la iniciativa liderada por la OMS y con la que ya se han comprometido 172 países, cuyo principal objetivo es “trabajar con productores de vacunas para suministrar a países de todo el mundo un acceso equitativo a vacunas seguras y efectivas, una vez se aprueben sus licencias”, según explica la organización en su página web.
Pompeo, no obstante, insistió en sus críticas a este organismo internacional, al que el Gobierno de EE.UU. ya ha comunicado oficialmente su intención de salir.
“Es imperativo que cuando hagamos eso [distribuir vacunas], lo tenemos que hacer de una manera que resulte efectiva y no política. Que se base en la ciencia… y lo que hemos visto en la Organización Mundial de la Salud no es eso”, zanjó Pompeo.
A lo largo de los últimos meses, el presidente Trump, y numerosos miembros del Gabinete, han criticado la gestión de la pandemia por parte de la OMS, a la que han acusado de ayudar a China encubrir el origen del brote del nuevo coronavirus.
El pasado mes de abril, Washington congeló su aportación a la OMS y exigió a la institución que se sometiera a una auditoría externa y que adopte una serie de cambios. Finalmente, el pasado 7 de julio, el Gobierno de Donald Trump notificó formalmente a la organización su intención de abandonarla.