“Designar una organización como terrorista es un mensaje poderoso, hacer este tipo de declaraciones persigue un impacto emocional y de apoyo popular, pero con consecuencias negativas tanto para México como para Estados Unidos”, dijo Osorio, profesor adjunto de la Escuela de Gobierno y Política Pública de la Universidad de Arizona (UA).
Osorio señaló que si se llegara a aprobar finalmente esta medida sería un “dolor de cabeza” administrativo, político y judicial tanto para México como para Estados Unidos.
El también fundador de la Academia de Análisis de Seguridad, especializada en el Triángulo Norte de Centroamérica, encuadró esa declaración de intenciones hecha por Trump en el programa de radio del conservador Bill O’Reilly dentro de su campaña para las próximas elecciones presidenciales.
“-Trump- es consiente de que los mensajes de odio y agresión son bien aceptados por sus votantes, ya que lo colocan como un líder que combate el crimen”, subrayó.
Sin embargo, dijo, “esta medida no será efectiva porque no reducirá la violencia, se incrementará el abuso de los derechos humanos y todo lo relacionado con el terrorismo tendrá repercusiones de doble victimización”.
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Trump justificó la necesidad de declarar a los carteles de la droga como terroristas en la matanza de nueve integrantes de una familia mormona, los LeBarón, seis de ellos niños, perpetrada a principios de noviembre en el estado de Chihuahua, cerca de la frontera con Estados Unidos, cuya nacionalidad tenían algunas de las víctimas.
“Pero este hecho -dijo Osorio- fue producto de la confusión entre grupos rivales, no fue necesariamente matar a civiles de manera indiscriminada para mandar un mensaje con un perfil político o étnico, pero lo aprovecharon para empujar la agenda del presidente y justificar a los carteles mexicanos como terroristas”.
Osorio indicó que cuando una organización es declarada “terrorista” se activan “mecanismos y recursos financieros y militares” con el fin de combatirla y “combatir el crimen organizado con violencia genera más violencia contra el Estado y la población”.
Además, los inmigrantes, así como sus abogados, se encontrarían en una situación muy vulnerable por estas medidas, ya que en ocasiones son usados por los grupos delictivos para transportar drogas contra su voluntad.
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Otros de los afectados serían las organizaciones de derechos humanos que buscan desaparecidos y establecen relaciones con criminales en prisión para obtener información sobre las víctimas.
Pero por el solo hecho de vincularse con estas personas podrían ser acusados de relaciones con terroristas.
Osorio explicó que los carteles no tienen la característica de los grupos terroristas, quienes ejercen violencia por ideología, política o religión.
“Los terroristas se enfocan en implementar tácticas violentas indiscriminadamente en contra de la población, mientras que el crimen organizado ejerce violencia por motivos económicos”, expresó.
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