Según el portavoz, las jóvenes fueron hospitalizadas después de que “comenzaran a sentirse mal luego de ser supuestamente envenenadas con gas” y actualmente “su estado de salud es bueno”.
El portavoz del Gobernador de Farah, Mohammad Naser Mehri, confirmó lo sucedido y añadió que se ha abierto una investigación “para determinar cómo las estudiantes pudieron ser envenenadas”.
Los casos de intoxicaciones en escuelas femeninas son bastante frecuentes en Afganistán y suelen estar rodeados de cierto misterio.
El pasado mes de septiembre al menos 348 estudiantes y varias profesoras fueron envenenadas en cuatro incidentes distintos en la provincia de Herat, limítrofe con Farah, lo que obligó a las autoridades locales a convocar una reunión de emergencia.
Muchos analistas responsabilizan de las intoxicaciones a los talibanes, pues se han opuesto tradicionalmente a la educación de las niñas y adolescentes y la prohibieron, de hecho, durante su régimen fundamentalista islámico en el país (1996-2001).
Sin embargo, portavoces de los rebeldes han negado su implicación en esos sucesos y han asegurado incluso que un nuevo Gobierno en Afganistán liderado por ellos permitiría la educación femenina.
Desde la caída de los talibanes a raíz de la invasión estadounidense en 2001, la comunidad internacional ha puesto mucho énfasis en impulsar la educación femenina en Afganistán.