En la víspera del aniversario de la muerte, el presidente Mauricio Macri recibió a las dos hijas del fiscal, Iara y Kala, en una residencia privada de descanso, en las afueras de Buenos Aires, a quienes les manifestó su intención de “hacer justicia con la memoria de su padre” .
“El jefe de Estado considera una deuda pendiente hacia la familia del desaparecido letrado el reconocimiento al trabajo que realizó al frente de la Unidad Fiscal AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina)” , señaló un comunicado de presidencia tras el encuentro.
La muerte del fiscal que investigó por más de una década el atentado a la AMIA que causó 85 muertos y 300 heridos en 1994 en Buenos Aires, se transformó en 2015, un año electoral, en un símbolo y una bandera de la entonces oposición en Argentina.
Al día siguiente de su muerte, el exfiscal debía ampliar ante el Congreso una denuncia contra la expresidenta Cristina Kirchner (2007/2015) , a quien venía de acusar de encubrir a exaltos funcionarios iraníes señalados por la justicia argentina como ideólogos del atentado a la AMIA.
Esa denuncia fue luego rechazada en varias instancias judiciales por “inexistencia de delito” .
Verdad incierta
“Espero que se pueda llegar a la verdad acerca de la muerte de mi papá, más allá del temor que ello provocó en la gente” , escribió el domingo Iara, la hija de 16 años, convencida de que fue asesinado.
Varias marchas, algunas multitudinarias, en reclamo de justicia tuvieron lugar el año pasado convocadas por fiscales y un sector del poder judicial que sostiene la teoría del homicidio.
Otro sector de sus colegas se manifestaron convencidos de su suicidio, mientras que familiares de víctimas de la AMIA criticaron duramente la tarea del exfiscal.
La investigación judicial de la muerte no llegó aún a una respuesta certera.
Las pericias de la fiscalía parecen inclinar la balanza hacia un suicidio, mientras que las de la querella buscan justificar la tesis del homicidio.
“Este lunes es un día especial para toda la sociedad argentina. Se cumple un año del día en que moría un fiscal de la Nación en extrañas circunstancias y aún hoy no sabemos a ciencia cierta qué pasó” , declaró el presidente de la AMIA, Ralph Saieg tras pedir unión en el reclamo de justicia.
Nisman apareció muerto de un disparo en la cabeza el 18 de enero de 2015 en el baño de su apartamento, ubicado en el exclusivo barrio de Puerto Madero.
Junto a su cuerpo estaba una pistola Bersa calibre 22, de donde salió la bala, y que el fiscal había pedido para proteger a sus hijas, según contó el asesor informático Diego Lagomarsino, el único procesado por prestar un arma y colaborador de la fiscalía.
“Si voy a la causa,(…) todo indica que Nisman estaba solo cuando murió. (…) Ahora uno empieza a escuchar cosas de afuera y eso se pone en duda. Se pone en duda en la mente no en lo fáctico” , declaró Lagomarsino al portal Diez Sudacas.
El informático se consideraba un amigo de Nisman, al punto que era uno de los co-titulares, junto a la madre y la hermana de ex fiscal, de una cuenta no declarada en Nueva York de la que Nisman era apoderado.
“Sinceramente no sé si a Alberto (Nisman) yo lo conocía. Conocí una parte, tal vez, la que él mostraba” , afirmó.
Nisman, AMIA, Irán
“Nisman era la persona que más conocía de la causa AMIA, entendemos que seguramente su muerte está relacionada con el atentado” , dijo a la AFP Ariel Cohen Sabban, quien reveló que se reunió con él 72 horas antes del deceso.
El exfiscal había sido invitado a hablar de su denuncia contra Kirchner al Congreso a pedido de las entonces diputadas opositoras Patricia Bullrich y Laura Alonso, hoy ministra de Seguridad y titular de la Oficina Anticorrupción, respectivamente.
La investigación dejó a la luz también un oscuro entramado de servicios de inteligencia, encabezado por el exjefe de servicios de inteligencia Antonio Jaime Stiuso, despedido en 2014 tras 40 años en el cargo.
Stiuso fue quien brindó información clave para la acusación que Nisman formuló en 2006 contra exgobernantes iraníes, una causa sin detenidos 21 años después.