“Observamos, al evaluar la intención de voto, que el presidente Bukele obtiene un 93% del voto válido, con la oposición obteniendo únicamente un 7%”, dijo a los periodistas el gerente de la encuestadora, Luis Haug.
En las elecciones presidenciales, que se realizarán a inicios de febrero, se declara un ganador si obtiene el 50% de los votos más uno, sino se realiza una segunda vuelta con los dos candidatos más votados.
El representante de la casa encuestadora indicó que del 7%, el 3% correspondería al candidato Joel Sánchez, de la opositora Alianza Republicana Nacionalista (Arena, derecha).
“La oposición se percibe muy debilitada, tanto a nivel de partidos como de sus candidatos”, que son “desconocidos por la gran mayoría de los ciudadanos”, dijo Haug.
Agregó que la identificación de la ciudadanía es principalmente con “un sentimiento de bukelismo” y no con los partidos políticos, dado que el 52% de la población en edad de votar dijo no tener “simpatía por los partidos políticos actuales”.
El sondeo se realizó entre el 6 y 13 de noviembre con una muestra de mil 200 personas, un 95% de confianza y más o menos tres puntos de margen de error.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) inscribió la candidatura de Bukele, supuestamente respaldada en una resolución de la Sala de lo Constitucional.
Los miembros de esta sala fueron elegidos y votados por el Congreso en mayo de 2021 en un proceso que no siguió lo establecido en la legislación y que son señalados de ser “leales” al Ejecutivo de Bukele por Estados Unidos.
Diversos abogados, organizaciones civiles y la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la estatal Universidad de El Salvador (UES) sostienen que la reelección presidencial inmediata está prohibida en al menos 6 artículos de la Constitución salvadoreña.
Antes de ser presidente, Bukele afirmaba que “en El Salvador una misma persona no puede ser presidente dos veces seguidas”.
Tras llegar a la Presidencia salvadoreña en 2019, Bukele calificó de “dictadores” a Juan Orlando Hernández y a Daniel Ortega, quienes se pudieron reelegir en Honduras y Nicaragua, respectivamente, gracias a resoluciones de cortes constitucionales.