El acuerdo, se dijo, “reafirma el apoyo a una solución negociada y pacífica de la situación en la región.”
El texto da seguimiento al Acuerdo de Base que firmaron la Santa Sede y la Organización para la Liberación de Palestina el 15 de febrero del 2000 y “es el resultado de las negociaciones desarrolladas por la comisión de trabajo bilateral durante los últimos años”, según un comunicado de la Santa Sede.
Por parte del Vaticano firmó el acuerdo el arzobispo Paul Gallagher, secretario de Relaciones con los Estados, mientras que por el lado palestino lo hizo el ministro de Asuntos Exteriores, Riad Al-Maliki.
Gallagher destacó en un discurso distribuido por el Vaticano que “en contraste con el acuerdo anterior, este se firma entre la Santa Sede y el Estado de Palestina.”
“Eso indica el progreso hecho por la Autoridad Palestina en los últimos años y sobre todo el nivel de apoyo internacional, que culminó con la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 29 de noviembre del 2012, que reconoció a Palestina como Estado observador no miembro de las Naciones Unidas”, agregó.
El arzobispo expresó su deseo de que este acuerdo “pueda de alguna manera ser un estímulo para acabar con el prolongado conflicto palestino-israelí (…) también espero que la muy deseada solución de dos Estados se convierta en una realidad lo más pronto posible.”
Por su parte, el titular de Exteriores palestino destacó el carácter “histórico” del acuerdo, que “por primera vez incluye el reconocimiento oficial de la Santa Sede de Palestina como un Estado.”
Y que además supone “el reconocimiento del derecho del pueblo de Palestina a la autodeterminación, libertad y dignidad en un estado independiente, libre de las trabas de la ocupación.”
Al-Maliki recordó además que en el acuerdo se destaca “el estatuto especial de Palestina como cuna de la cristiandad y de la religiones monoteístas” y que el estado palestino “reitera su compromiso con el combate contra el extremismo.”
Añadió, como subrayó también Gallagher al hablar del ámbito del texto firmado hoy, que el acuerdo afecta a los “derechos, privilegios, inmunidades y libre acceso” de la Iglesia católica en territorio palestino.