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 “El tío Elon Musk” pone su huella en la transición de Trump, pero ¿qué hay detrás de ello?

Multimillonario ha adquirido un aura casi mítica en el círculo íntimo de Trump y junto a él ha recibido sendas ovaciones.

Elon Musk (The New York Times)

Elon Musk habla durante un mitin para el expresidente Donald Trump en el Madison Square Garden, en Nueva York, el 27 de octubre de 2024. (Foto Prensa Libre: Hiroko Masuike/The New York Times)

En casi todas las reuniones que el presidente electo Donald Trump celebra en Mar-a-Lago (Florida), junto a él hay alguien que no había sido elegido ni nominado para nada y que, hace solo unos meses, no tenía ninguna relación significativa con él: Elon Musk.

La persona más rica del mundo ha ascendido a una posición sin ningún carácter oficial, pero de extraordinaria influencia, en el proceso de transición de Trump. Ahora, Musk desempeña un papel que lo convierte indiscutiblemente en el ciudadano privado más poderoso de Estados Unidos. No solo ha estado presente en casi todas las entrevistas de trabajo con el equipo de Trump, sino que ha estrechado lazos con la familia Trump, e incluso está intentando instalar a sus amigos de Silicon Valley en puestos de primer orden en la próxima administración.

Trump anunció el martes que Musk ayudará a dirigir un nuevo organismo, denominado Departamento de Eficiencia Gubernamental, con el objetivo de “desmantelar la burocracia gubernamental”. Pero la verdadera influencia de Musk en los planes de transición de Trump va mucho más allá de ese cargo.

Ha adquirido un aura casi mítica en el círculo íntimo de Trump. Una noche reciente en Mar-a-Lago, llegó al comedor unos 30 minutos después que el presidente electo y recibió una ovación similar, según dos personas que lo vieron entrar.

Musk, a menudo con su hijo X de 4 años en el regazo, ha pasado la mayor parte de la última semana en Mar-a-Lago, donde no solo ha participado en entrevistas, sino en casi todas las reuniones y múltiples comidas que ha celebrado Trump. Volvió brevemente a Austin (Texas), donde tiene un complejo de 35 millones de dólares, y regresó el viernes; en Mar-a-Lago, comió en el comedor y en el patio, recorrió la tienda de regalos y pasó tiempo en el campo de golf, todo ello junto al presidente electo.

“¡Estoy contento de ser el primer colega!”, le respondió este fin de semana a un seguidor en las redes sociales.

Este artículo se basa en alrededor de una decena de entrevistas con donantes republicanos, políticos y amigos de Musk, muchos de los cuales insistieron en el anonimato como condición para hablar de conversaciones privadas.

Públicamente, tan solo en la primera semana de la transición, Musk apoyó la designación del senador de Florida, Rick Scott, como próximo líder de la mayoría del Senado; instó a los senadores republicanos a que acepten los nombramientos hechos por Trump durante el receso; sugirió que todos los empleados del gobierno envíen un “correo electrónico semanal de logros”; pidió que se cierre el Departamento de Educación; solicitó recomendaciones de nuevos cargos en la administración para presentárselas a Trump; se preguntó si Canadá está “muriendo” y publicó un montón de memes sobre Trump.

Tras bastidores, el comportamiento de Musk ha sido mucho más activo de lo que esperaban incluso algunos de sus aliados. Su papel, en opinión de algunos colaboradores de Trump, supera incluso al de Howard Lutnick y Linda E. McMahon, los dos líderes designados formalmente para la transición de Trump.

Ha participado en llamadas telefónicas con líderes extranjeros, como el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, y tiene previsto reunirse en persona esta semana con el presidente argentino Javier Milei cuando éste visite Mar-a-Lago. Musk también ha asistido al menos a una reunión de seguridad nacional con Trump junto a personas como Stephen Miller, un alto asesor, y Donald Trump Jr., según una persona enterada de la reunión.

Musk no suele presentar nuevos nombres para puestos concretos, según personas al tanto del proceso, y normalmente solo evalúa a personas que el equipo de transición de Trump ya está considerando.

Expresó su apoyo a la decisión de Trump de no nombrar a Mike Pompeo ni a Nikki Haley para un alto cargo de seguridad nacional, aunque expresó sin éxito su preocupación por darle a la congresista Elise Stefanik, de Nueva York, un cargo que la sacaría del Congreso (se le ofreció el puesto de embajadora ante las Naciones Unidas).

Musk también mantiene una buena relación con Brendan Carr, comisario de la Comisión Federal de Comunicaciones, que se considera favorito para ser el próximo presidente del organismo. El multimillonario expresó recientemente su apoyo a Carr en conversaciones privadas en Mar-a-Lago.

Karoline Leavitt, portavoz de Trump, le indicó a The New York Times que Musk y Trump son “grandes amigos y brillantes líderes que trabajan juntos para Hacer América Grande de Nuevo”.

A nivel personal, parece que Trump se ha encariñado con Musk y lo ha adoptado como un cuasi miembro de la familia. Tiffany Trump, la hija menor de Trump, publicó en las redes sociales una fotografía de toda la familia en Mar-a-Lago, nietos incluidos, con el mensaje: “¡Papá, estamos muy orgullosos de ti!”.

Llamativamente, Musk está de pie justo en medio, con su hijo X en brazos.

“Elon, ven a la foto con tu chico”, le dijo Trump, según un video del momento publicado en internet. “Tenemos que incluir a Elon con su chico, su precioso y perfecto chico”.

El domingo, el nieto mayor de Trump, Kai Trump, lo expresó de forma un poco más contundente con una foto desde el campo de golf: “Elon se convierte en tío”.

Durante el último año, Trump ha cultivado relaciones con miembros derechistas del mundo tecnológico gracias a que adoptó posturas favorables a las criptomonedas, la inteligencia artificial y la legislación antimonopolio de las grandes tecnológicas. Pero al mismo tiempo, su vicepresidente electo, el senador JD Vance de Ohio, se convirtió en partidario de Lina Khan, presidenta de la Comisión Federal de Comercio y blanco de críticas de algunos conservadores, incluido Musk.

Musk ha dicho que está reclutando a un “equipo A” del sector privado para ayudar a renovar el gobierno y que se asegurará de que “revolucionarios maníacamente dedicados al Estado mínimo se unan a esta administración”. No está claro qué harán estos otros ejecutivos tecnológicos y el propio Musk, cuya empresa SpaceX tiene contratos federales, para evitar conflictos de intereses cuando trabajen con la administración.

Musk recomendó a dos compañeros ejecutivos de SpaceX, el general Terrence J. O'Shaughnessy y Tim Hughes, para puestos de la administración, según informó el Times.

También ha mencionado a otros amigos y socios para algunas funciones, o al menos les ha allanado el camino para que tengan cierta influencia.

Joe Lonsdale, un inversionista tecnológico cercano a Musk, no tiene previsto desempeñar un papel formal en la transición de Trump, según una persona informada al respecto, y ha indicado públicamente que no quiere formar parte de la administración “a tiempo completo”, sino que preferiría ser asesor de tiempo parcial.

Otro amigo de Musk, Ken Howery, fue embajador en Suecia durante la primera administración de Trump y les ha dicho a otros que está interesado en otro puesto diplomático. Otra persona que podría tener cierta influencia es Marc Andreessen, destacado inversionista tecnológico que, como Musk y Howery, pasó la noche electoral en Mar-a-Lago.

Musk también ha animado a Palmer Luckey, cofundador de la empresa emergente de tecnología militar Anduril, a ayudar de algún modo a la administración, pues, según publicó en la plataforma social X, es “muy importante” que “empresas emprendedoras como la suya” participen. Luckey señaló en una entrevista televisiva que dialogó con el equipo de transición de Trump sobre cómo podría ayudar.

El amigo de Musk que actualmente parece tener influencia más directa es David Sacks, un antiguo colega de sus años en PayPal.

Sacks, que organizó una recaudación de fondos para Trump en San Francisco en junio, ha establecido una línea directa de comunicación telefónica con el presidente electo. Sacks, que se tomó una foto con Musk y Trump la noche de las elecciones y pasó gran parte de la velada cerca del candidato, ha ejercido presión públicamente para que a Robert F. Kennedy Jr. se le dé un cargo en la administración.

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Sacks, inversionista en capital de riesgo, les ha dicho a sus amigos desde el día de las elecciones que, como dirige un fondo activo, no le resultaría práctico desempeñar un papel más formal en la administración. Sin embargo, al igual que Musk, contribuyó a sepultar la idea de que neoconservadores como Pompeo obtuvieran puestos en la administración.

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