China y Taiwán están dirigidas por regímenes rivales desde el final de la guerra civil en 1949. La isla goza de un gobierno autónomo, pero jamás declaró su independencia.
Pekín siempre la ha considerado como una de sus provincias. Por ello se niega a reconocer su soberanía y prohíbe a sus socios mantener relaciones diplomáticas con Taipéi, en nombre del principio de “una sola China”.
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Sánchez Cerén dijó que basó su decisión en virtud de la declaración 2758 de la asamblea general de la ONU que reconoce “una sola China”.
Poco antes de las declaraciones del presidente salvadoreño, Taiwán había anunciado la ruptura de sus vínculos diplomáticos con El Salvador, ante el inminente establecimiento de las relaciones entre Pekín y el país centroamericano.
El ministro taiwanés de Relaciones Exteriores, Joseph Wu, lamentó las “acciones brutales” de China, al comunicar la decisión de Taipéi, que ya apenas cuenta con 17 aliados en el mundo.
Rubio advierte
El influyente senador republicano Marco Rubio le había enviado una fuerte advertencia a El Salvador si concretaba ese proceso.
“La respuesta de Estados Unidos a Panamá y a República Dominicana al cambiar de Taiwán a China no sería la misma si El Salvador decide hacerlo”, había expresado Rubio en su cuenta de Twitter.
“Si El Salvador lo hace, no tendremos más remedio que empezar a trabajar de inmediato con terminar su financiamiento y eliminarlo del Plan Alianza para la Prosperidad”, advirtió.
Ese programa a corto y mediano plazo consiste en dar seguimiento y apoyo de todo tipo a los países del triángulo norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) para reducir las estadísticas de migración hacia Estados Unidos.
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