El mandatario explicó que con el estado de emergencia, el presidente de esa entidad podrá gestionar alrededor de US$3.5 millones que le permitan construir nuevos pozos, contratar pipas de agua y tomar otras medidas para abastecer del precioso liquidó a más de 2.5 millones de personas que residen en el área metropolitana de San Salvador.
Por su parte el secretario para asuntos de vulnerabilidad y director general de Protección Civil, Jorge Meléndez, declaró alerta naranja en el área metropolitana de San Salvador que le permite a las autoridades implementar medidas urgentes para el abastecimiento y previsión de agua en las zonas y comunidades que presentan graves problemas de abastecimiento de acuerdo al diagnóstico de ANDA, así como tomar medidas para reducir el consumo innecesario de agua potable.
Meléndez explicó que, según las leyes, la alerta naranja le permite a las instituciones del gobierno central, de otros poderes del Estado y de los gobiernos municipales, “reorientar sus presupuestos para atender la emergencia”.
#AlertaNaranja para el AMSS para la implementación de medidas emergentes para abastecimiento de Agua Potable pic.twitter.com/bjip5kemqX
— Casa Presidencial (@presidencia_sv) April 14, 2016
A su vez, el presidente de ANDA dijo que las medidas a ejecutarse bajo la declaratoria de emergencia se enfocarán primordialmente para garantizar el abastecimiento de la zona suroriental del área metropolitana de San Salvador.
Agregó que también perforarán cuatro pozos para el abastecimiento del área metropolitana de San Salvador, adquirirán nuevos de rebombeo y comprarán seis pipas con una capacidad de 20 metros para abastecer a la población.
La crisis de agua potable que enfrenta el país se agudizó en los últimos días con la crecientes protestas de cientos de ciudadanos que a diario cierras calles de la capital y las carreteras como la que conduce al aeropuerto internacional “Monseñor Oscar Arnulfo Romero”, exigiendo el abastecimiento del vital líquido.
Las autoridades de ANDA han dicho que la producción del agua ha bajado debido, entre otras cosas, a los efectos del cambio climático y al equipo obsoleto con el que trabajan. Fortín dijo que tienen en equipos de bobeo con más de 35 años de uso.
Meléndez sostuvo que la escasez de agua está relacionada con cuatro años continuos de lluvia por debajo del promedio anual, a la expansión de la urbanización que impermeabiliza más el área de terrenos incluyendo las zonas de recarga hídrica, así como el aumento de la demanda de aprovisionamiento de agua.
“Este es un problema que se ha salido de las manos, ya no hay agua y con lo que ganamos no podemos estar comprándola a los camioneros”, dijo Tomas Recinos, que vive en uno de populosos barrios del municipio de Sana Tecla, en le periferia oeste de la capital.
Explicó que los camiones cisternas venden en barril de agua en un dólar, pero afirmó que, “el agua no es buena para tomarle, está contaminada, tenemos que comprar agua envasada, pero es más cara que el diésel”.
