Internacional

El Papa reconoce que la Iglesia está “herida por su pecado”

El papa Francisco reconoció este sábado que la Iglesia católica está "herida por su pecado", en un mensaje dirigido a sacerdotes y seminaristas en medio de los escándalos por abusos sexuales y su encubrimiento.

El papa Francisco se encuentra en Panamá para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). (Foto Prensa Libre: EFE)

El papa Francisco se encuentra en Panamá para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). (Foto Prensa Libre: EFE)

En una misa que ofició en la Catedral Santa María La Antigua, en Panamá, donde acudió para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), Francisco alertó sobre un “cansancio de la esperanza” al “constatar una Iglesia herida por su pecado y que tantas veces no ha sabido escuchar tantos gritos en el que se escondía el grito del Maestro”.

Y provoca, agregó, “las peores herejías posibles para nuestra época: pensar que el Señor y nuestras comunidades no tienen nada que decir ni aportar en este nuevo mundo que se está gestando”.

“Y entonces sucede que lo que un día surgió para ser sal y luz del mundo termina ofreciendo su peor versión”, aseveró.

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Francisco abogó entonces para combatir la cansada esperanza “volver sin miedo al pozo fundante del primer amor, cuando Jesús pasó por nuestro camino, nos miró con misericordia”.

“Así evitaremos el riesgo de partir desde nosotros mismos y abandonaremos la cansadora auto-compasión para encontrar los ojos con los que Cristo hoy nos sigue buscando, llamando e invitando a la misión”, añadió.

El reconocimiento de una iglesia “herida” coincide igualmente con una crisis de vocaciones sacerdotales.

De acuerdo con el Vaticano, 414 mil 969 sacerdotes católicos había en todo el mundo a finales de 2016 frente a 415 mil 656 en 2015 y 415 mil 792 en 2014.

La tendencia es la misma en el caso de los seminaristas, con 116 mil 160 en 2016, frente a 116 mil 843 de 2015.

Llamado a la vida religiosa

El Papa también habló de la desilusión que existe entre las religiones y que a veces hace que la Iglesia ofrezca “su peor versión”.

También citó en su homilía de la fatiga de algunos religiosos por “las largas horas de trabajo que dejan poco tiempo para comer, descansar y estar en familia” e incluso de las “hasta tóxicas condiciones laborales y afectivas que llevan al agotamiento y agrietan el corazón”.

Se refirió a lo que llamó “el cansancio de la esperanza” para algunos religiosos y que provoca que “no deje avanzar ni mirar hacia adelante. Como si todo se volviera confuso”.

Aseguró que este cansancio “produce no saber cómo reaccionar ante la intensidad y perplejidad de los cambios que como sociedad estamos atravesando” e incluso causa problemas “a la viabilidad misma de la vida religiosa en el mundo de hoy”.

Francisco llegó el miércoles a Panamá para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y ha cumplido una agenda que ha incluido reuniones con autoridades del país, con obispos centroamericanos, entre otras actividades que culminan mañana domingo.

A la última misa de pontífice se tiene previsto que asistan los presidentes Juan Carlos Varela, del país anfitrión; Jimmy Morales (Guatemala), Juan Orlando Hernández (Honduras), Salvador Sánchez Cerén (El Salvador), Carlos Alvarado (Costa Rica), Iván Duque (Colombia) y Marcelo Rebelo de Sousa (Portugal).

Consagración

El papa Francisco con la ceremonia de la consagración del altar de Santa María La Antigua explicó que “una catedral española, india y afroamericana se vuelve así catedral panameña”.

“Ya no pertenece solo al pasado, sino que es belleza del presente”, dijo Francisco al concluir su homilía. Recordó que el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, vuelve a tener así una iglesia después de siete años.

“Se vuelve a encontrar con su ‘esposa'”. “La iglesia así deja de ser viuda”, dijo y agradeció a las autoridades y a todo el pueblo lo que hicieron para la restauración del templo.

El papa dijo que esta iglesia “es nuevamente regazo que impulsa a renovar y alimentar la esperanza, a descubrir cómo la belleza del ayer se vuelve base para construir la belleza del mañana”.

Para la consagración, Francisco ungió con los oleos las cuatro esquinas del nuevo altar y después lo extendió con las manos por toda la superficie marmórea.

Se colocaron sobre el altar las reliquias de los santos Martín de Porras, Óscar Romero, Rosa de Lima y Juan Pablo II.

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