Portaban pancartas de la oenegé que les cuida y banderas del Vaticano.
En sus declaraciones, Francisco recordó que los refugiados habían sufrido en sus países de origen.
“Por favor, son nuestros hermanos. Un cristiano no excluye a nadie. Les pido a todos ustedes: dejen venir a todo el mundo”, dijo Francisco.
El Papa llevó a una docena de refugiados sirios a Italia tras una visita a Grecia en abril. Recientemente, el Vaticano trasladó a un segundo grupo de migrantes a Roma.