“Valentía” en Colombia y Venezuela
Francisco deseó asimismo “concordia” para el “querido pueblo colombiano”, inmerso en un proceso de paz para poner fin a más de 50 años de conflicto con la guerrilla.
“Pedimos concordia para el querido pueblo colombiano, que desea cumplir un nuevo y valiente camino de diálogo y reconciliación”, dijo el pontífice.
“Dicha valentía –invitó Francisco– anime también a la amada Venezuela para dar los pasos necesarios con vistas a poner fin a las tensiones actuales y a edificar conjuntamente un futuro de esperanza para la población entera”.
La Santa Sede auspicia las negociaciones entre el gobierno venezolano y la oposición, para intentar resolver la grave crisis política y económica de este país sudamericano.
Francisco, que acaba de cumplir 80 años, pronunció este cuarto mensaje “Urbi et orbi” en un contexto de grandes medidas de seguridad tomadas en Europa tras el atentado del pasado lunes contra un mercadillo navideño de Berlín, que dejó 12 muertos.
El pontífice deseó “paz” a quienes “han perdido a un ser querido debido a viles actos de terrorismo, que han sembrado miedo y muerte en el corazón de tantos países y ciudades”.
También exhortó a los israelíes y palestinos –cuyas negociaciones de paz están totalmente paralizadas– a “escribir una nueva página de la historia” sin “odio ni venganza”.
Tras el atentado terrorista con camión contra el mercadillo navideño de Berlín, reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), el temor a otros ataques marca las festividades de este año.
El sábado por la noche, la homilía para la Nochebuena del papa Francisco –en la que criticó el materialismo de quienes festejan Navidad pensando sólo en regalos– en la basílica de San Pedro se celebró entre fuertes pero discretas medidas de seguridad.
En Belén, lugar donde según la tradición cristiana nació Jesús, unos 2,500 fieles palestinos y extranjeros llenaron la basílica de la Natividad para la misa del gallo a la medianoche. El presidente Mahmud Abas y otros dignatarios palestinos estuvieron presentes.
El arzobispo Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico del Patriarca latino de Jerusalén y jefe de la Iglesia católica en Tierra Santa, pidió compasión para los refugiados y el fin de la violencia que desangra a Medio Oriente.
En el norte de Israel, más 25 mil personas participaron en las celebraciones de Navidad en Nazaret, ciudad donde Jesús habría pasado su infancia.
En Siria, la comunidad católica de Alepo celebró la primera misa en cinco años en la catedral maronita San Elías, en la ciudad vieja, dos días después del anuncio del régimen de Bashar al Asad de la reconquista total de los barrios controlados por los rebeldes en la segunda ciudad siria.
Francisco oficia misa de Navidad
El Papa ofició la misa de Nochebuena en una abarrotada Basílica de San Pedro, con lo que culmina un año marcado por sus peticiones para que el mundo proteja de mejor manera a los inocentes en zona de guerra.
Francisco también recordó a los inmigrantes y a los que viven en extrema pobreza. Conforme el coro de la Capilla Sixtina entonaba Gloria y timbraban las campanas de la Basílica, Francisco comenzó su procesión al altar detrás de los cardenales ataviados en vestimentas doradas para el servicio en el que se celebra el natalicio de Jesús.
La misa del sábado es el primer evento de magnitud para Francisco en la temporada navideña, que incluirá sus bendiciones al mediodía de Navidad el domingo.
Francisco ha pasado gran parte del 2016 lamentando la violencia extremistas islámica que ha desplazado a los cristianos de sus comunidades de Medio Oriente que datan de las épocas de Cristo.
Demandó que Europa, en particular, haga más por recibir a refugiados, subrayando que el mismo Jesús fue un inmigrante que merecía más que nacer en un pesebre.
Además denunció la manera en que los ricos derrochan su dinero cuando hay niños pobres que mueren a diario de hambre.
Niñez
Francisco también pidió a los mil 200 millones de católicos en el mundo que tengan compasión de los niños abandonados a su suerte en estas Navidades, durante su tradicional homilia de Nochebuena.
“Dejémonos interpelar por los niños que, hoy, no están recostados en una cuna ni acariciados por el afecto de una madre ni de un padre, sino que yacen (…) en el refugio subterráneo para escapar de los bombardeos, sobre las aceras de una gran ciudad, en el fondo de una barcaza repleta de emigrantes” pidió Francisco.
Este año más de cinco mil personas han muerto al intentar cruzar el Mediterráneo para alcanzar las orillas de Europa.
Miles de sirios desesperados uvieron que abandonar la asediada Alepo, incluidos niños, ante la reconquista del régimen de la segunda ciudad del país.
“Dejémonos interpelar por los niños a los que no se les deja nacer, por los que lloran porque nadie les sacia su hambre, por los que no tienen en sus manos juguetes, sino armas” añadió el Papa.
El Pontífice, haciendo gala una vez más de su crítica al materialismo, exigió igualmente a los católicos que eviten el egoísmo, cuando “Navidad es una fiesta donde los protagonistas somos nosotros en vez de él; cuando las luces del comercio arrinconan en la sombra la luz de Dios; cuando nos afanamos por los regalos y permanecemos insensibles ante quien está marginado”.
El papa Francisco celebró su 80 cumpleaños la semana pasada. El domingo pronunciará su tradicional mensaje de Navidad.