“En 1952 me instalé en este lugar a orillas del río Paraguay. Hoy estoy viuda y nunca creí que un papa, cuando estoy viejita, iba a venir al lado de mi casa” , dijo Francisca.
Francisca vive en una casilla de madera. Los vecinos escucharon al papa parados en medio del barro.
Francisco Rodríguez, otro de los habitantes de Bañado Norte, dijo que sus viviendas están en terreno municipal. “Queremos que nos den título de propiedad” , reclamó.
Angélica Rivera, una vecina que dirigió un discurso al papa, dijo que el estado paraguayo no ve a los vecinos como sujetos de derecho, sino como una carga. Fabrizio Sánchez, otro de los vecinos presentes, le entregó al pontífice un informe sobre aborto y embarazo precoz entre la juventud de Bañado Norte. “El papa nos dijo: Me gusta que sean caraduras. Sigan así” , relató el joven.
Según el Ministerio de Salud, en 2014 hubo 648 embarazos en niñas menores de 14 años en hospitales públicos. No hay cifras de centros de salud privados. El aborto está prohibido por la ley en Paraguay.
Contra las divisiones
El papa Francisco les pidió a los vecinos que no se dividan. “El diablo quiere que se peleen entre ustedes. Porque así los divide y los derrota y les roba la fe” , les dijo.
Al final del acto, la ministra de Educación, Marta Lafuente, subió al escenario para saludar al papa. Los bañadenses gritaron varias veces en guaraní: “ministra ichapu” que en español significa “ministra mentirosa” .
En Bañado Norte, el primer papa latinoamericano vio a gente que vive en chabolas de tablones y láminas de metal. Las autoridades paraguayas estiman que unas 15 mil familias viven allí en la extrema pobreza, que se ve agravada de forma periódica cuando las fuertes lluvias desbordan el cercano río
Paraguay y convierten las carreteras de tierra en impracticables tramos de lodo.
Actualmente hay en Paraguay 110 mil indígenas de 20 etnias que sobreviven en condiciones económicas y sociales paupérrimas.
Luego de Bañado Norte el pontífice se dirigirá a u Guasú, (“Campo Grande”, en guaraní) , un predio de la Fuerza Aérea Paraguaya en las afueras de Asunción, donde oficiará su segunda misa en suelo paraguayo.
Se espera que más de un millón de personas, locales y de otros países vecinos, se congreguen allí para participar de la ceremonia religiosa y escuchar la homilía que pronunciará el papa.
El sábado, ya desde horas de la tarde, era posible ver llegar a miles de personas, muchos de ellos con sillas de playa y sacos de dormir, que se dirigían al lugar de la misa para pasar allí la noche de modo de asegurarse un lugar lo más cerca posible de Francisco.
Para la ocasión, el artista plástico Koki Ruiz construyó un altar con 40 mil espigas de maíz, 200 mil cocos y 1 mil calabazas, un homenaje a los indígenas guaraníes que veneraban a la tierra por ofrecerle esos alimentos. Francisco ha pasado buena parte de la última semana —y antes de eso, gran parte de su pontificado— denunciando las injusticias del sistema capitalista global que, afirma, idealiza al dinero por encima de la gente. El papa ha pedido que se instaure un nuevo modelo económico en el que los recursos del planeta se distribuyan entre todos por igual.