El arzobispo salvadoreño fue beatificado ayer por la Iglesia católica en San Salvador en una emotiva ceremonia que elevó al sacerdote a la categoría de beato y mártir de la fe, treinta y cinco años después de que fuera asesinado.
El Pontífice recordó a Romero tras el rezo del Angelus desde uno de los balcones del palacio pontificio del Vaticano, ante miles de personas que repletaron la plaza San Pedro.
Tras señalar que Romero fue asesinado por el odio de la fe, mientras celebraba la eucaristía, dijo que “este celante pastor, en el ejemplo de Jesús, eligió estar en medio de su pueblo, sobre todo, entre los pobres y oprimidos, aún a costa de la vida”.
El Vaticano divulgó el sábado una carta enviada por el papa Francisco al arzobispo de San salvador, José Luis Escobar Alas, que fue leída en el acto.
El pontífice enfatizó en que el ministerio de Romero “se distinguió por una particular atención a los más pobres y marginados”.