Sobre el desempleo el pontífice destacó que la situación es “muy grave” y pidió que fuese afrontada “con sentido de justicia entre las generaciones y de responsabilidad para el futuro”.
“Del mismo modo, los esfuerzos para afrontar el conjunto de las cuestiones enlazadas con el desarrollo de las nuevas tecnologías, con la transformación de los mercados y con las legítimas aspiraciones de los trabajadores, deben considerar no sólo a los individuos, sino también a las familias”, agregó.
Recordó que “la incertidumbre en las condiciones laborales aumenta la presión y los problemas de la familia y tiene un efecto sobre la capacidad de la familia de participar fructuosamente en la vida de la sociedad”.
El pontífice destacó en su discurso que “promover el desarrollo humano integral requiere diálogo e implicación con las necesidades y los anhelos de la gente”, así como “escuchar a los pobres y su cotidiana experiencia de privaciones múltiples y sobrepuestas, ideando respuestas específicas a situaciones concretas”.
Ante ello, afirmó que aplicar “este enfoque de la actividad económica, basado en la persona, alentará la iniciativa y la creatividad, el espíritu empresarial y a las comunidades de trabajo y de empresa, de modo que se pueda favorecer la inclusión social y el crecimiento de una cultura de solidaridad eficaz”.