“Espero que la COP21 [siglas de la Conferencia] lleve a concluir un acuerdo global y transformador, basado en los principios de solidaridad, justicia, equidad y participación” , declaró el Sumo Pontífice .
Ese acuerdo, agregó, debería focalizarse en “tres objetivos, a la vez complejos e interdependientes: el alivio del impacto del cambio climático, la lucha contra la pobreza y el respeto de la dignidad humana” .
El director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner, le agradeció haber escogido frica para enviar un mensaje de alcance global.
“A usted le recuerda a los dirigentes mundiales, a los responsables económicos y a los simples ciudadanos, que no solo tenemos la responsabilidad sino también la obligación de actuar según lo que nuestra conciencia nos dice que es justo” , declaró.
”
Unos 150 jefes de estado y de gobierno asistirán el lunes a la Conferencia de París, para marcar la importancia de las negociaciones que buscan contener el calentamiento global por debajo de 2ºC respecto a los niveles de la era preindustrial.
Francisco, elegido para dirigir la Iglesia Católica en el 2013, convirtió a la lucha contra el cambio climático en una de las marcas características de su papado.
En junio, publicó una encíclica, “Laudato si (Alabado seas) , en la que llama a adoptar medidas concretas para frenar ese fenómeno causado por una explotación insensata de los recursos naturales, cuyos impactos afectan sobre todo los países más pobres.
Claves para entender la Cumbre de COP21
Representantes de 195 países, más la Unión Europea, acudirán las dos primeras semanas de diciembre a la Cumbre del Clima de París (21 Conferencia de las Partes, COP21) con el fin de alcanzar un pacto global de lucha contra el cambio climático. Estas son algunas de las claves de esta cita internacional:
– Su objetivo es acordar un pacto que gestione el proceso mundial de descarbonización para que la temperatura del planeta no aumente los peligrosos 2 grados a finales de siglo, así como para colaborar en la adaptación a los impactos que producirá el cambio climático aún cuando no se supere ese límite.
– El acuerdo entraría en vigor en 2020, tiene vocación de perdurar hasta 2050 y sustituiría la segunda fase del Protocolo de Kioto, aunque a diferencia de éste, que sólo incluía a un grupo de países industrializados que representan el 11 % de las emisiones, el nuevo acuerdo incluye responsabilidades para todos los países y cubriría casi el 100 % de los gases.
– Cerca de 170 países responsables del 95 % de las emisiones han remitido a Naciones Unidas compromisos de reducción de emisiones para París (INDC, de Intended Nationally Determined Contribution en la jerga de las negociaciones) . El efecto agregado de esas contribuciones, según la ONU, supondría un aumento de temperatura de 2,7 grados a finales de siglo.
– Según un informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) los compromisos requerirían una inversión de 13,5 billones de dólares, y en el caso de los países pobres están condicionados a la recepción de ayuda internacional.
– Los países plantean crear un mecanismo para revisar sus objetivos al alza cada cinco años, de manera que con el tiempo vayan siendo más ambiciosos y se pueda alcanzar el límite de los 2 grados antes de finales de siglo.
– Más allá de los compromisos, la finalidad del pacto es marcar el principio del fin de los combustibles fósiles, enviando un mensaje contundente a los mercados de la apuesta política mundial por una economía baja en carbono. Este objetivo se debe materializar en el texto con una fecha para que las emisiones mundiales toquen techo, otra de reducción para 2050 y el fin de las emisiones en 2100.
– Los tres principales puntos de desacuerdo en la negociación son la financiación para la mitigación y adaptación al cambio climático en los países más vulnerables; la diferenciación o no entre países ricos y pobres y la ambición del acuerdo más allá de una mera declaración de intenciones.
– Seis años después de que los países fallaran en el intento de alcanzar un acuerdo similar a este en la Cumbre de Copenhague 2009, las evidencias del cambio climático se han multiplicado: aumento de temperatura de 1,02 grados desde la época preindustrial, récord histórico de concentración de CO2 en la atmósfera (400 partes por millón) o el año más cálido de la historia: 2014.
– Nunca antes ha existido un momento político tan favorable al acuerdo climático: China y Estados Unidos han rubricado un compromiso para luchar juntos contra el calentamiento; y los países del G-7 han emitido una declaración comprometiéndose a poner fin a los combustibles fósiles en 2100.
– El “clima” también es favorable en lo económico: 200 multinacionales han pedido a los países que pongan precio al carbono; las 10 mayores petroleras han creado una coalición para formar parte de las soluciones; las renovables abastecieron el 9,3% de la demanda energética mundial en 2014 y su precio se ha abaratado notablemente en la última década (un 80% en el caso de los paneles solares) .
– Hasta el papa Francisco ha dedicado una Encíclica al cambio climático considerando que combatirlo es “una cuestión moral” y del “bien común” ; y los líderes islámicos le han secundado con una declaración apelando al compromiso climático de los 1.600 millones de musulmanes.
– Aún logrando un acuerdo, París dejará tareas pendientes como la creación de un mercado único de CO2; fijar un precio internacional al carbono o concretar planes que den respuesta a fenómenos por venir, independientemente de lo que ocurra, como el de los refugiados climáticos.
– Habrá acuerdo? Cómo gustan decir los negociadores de la ONU “nada está decidido hasta que se decide” . La Cumbre de Copenhague despertó tantas o más expectativas que París y acabó en un infructuoso debate entre países ricos y pobres sobre a quién le correspondía afrontar el problema.
– En cualquier caso, la Cumbre de París no supondrá que haya o no una acción en materia de clima, en tanto que es algo que ya existe y va a seguir existiendo. Se trata de decidir si esa acción se va a canalizar conjuntamente a través de un acuerdo mundial.