En las movilizaciones, en las que han participado no solo ecologistas o activistas, sino también ciudadanos de todo el mundo concienciados con este fenómeno, también se ha reclamado un nuevo modelo basado en las energías renovables para el horizonte del 2050 y se ha alertado sobre las devastadoras consecuencias de un incremento de la temperatura de más de dos grados en los próximos años.
La secretaria del convenio de la ONU del cambio climático, Christiana Figueres, ha advertido este domingo que el calentamiento global sería de entre 2.7 y 3.5 grados con los compromisos de reducción de emisiones presentados hasta ahora 183 países -cifra por encima del objetivo de no más de 2 grados-, aunque ha destacado que con los planes actuales contra el efecto se evitaría, previsiblemente, el incremento de entre 4 y 6 grados en el horizonte del 2100.
Simbólico
Una de los actos más simbólicos fue el de París -que acoge la cumbre hasta el 11 de diciembre-, capital en la que, ante la imposibilidad de organizar manifestaciones tras los atentados del 13N, se han colocado 10 mil zapatos en la plaza de la República de París, incluidos unos enviados por el papa Francisco.
La asociación Avaaz concibió esta colecta popular de zapatos como alternativa a la multitudinaria manifestación que inicialmente estaba programada al inicio de la COP21, y que fue anulada como todas las concentraciones en la vía pública en aplicación del estado de emergencia decretado tras los atentados de París del pasado día.
A pesar de la prohibición varios grupos violentos han provocado altercados en la capital francesa y la policía ha practicado hasta el momento más de 200 detenciones.
Asimismo, un total de un millón 780 mil 528 creyentes de diferentes organizaciones han firmado un documento que ha sido remitido a los líderes que van a participar en la cumbre de París para que se adopte un acuerdo que ayude a los países más pobres a adaptarse.
Las firmas fueron entregadas a la jefa de la plantilla de la Convención de la ONU para el Cambio Climático, Daniele Violetti, y al enviado especial de la presidencia francesa para la protección del planeta, Nicolas Hulot, en un acto en la ciudad de Saint Denis, al norte de París.
Londres acogió una manifestación multitudinaria en la que participaron más de 50 mil personas -según los organizadores- que confluyeron en una marcha que llegó a ocupar más de un kilómetro y medio de las calles de la capital británica, entre la cabeza y la cola de la protesta, de acuerdo con datos de la Policía Metropolitana de Londres.
Famosos como la actriz Emma Thompson y la diseñadora de moda Vivienne Westwood participaron en un acto al que también acudieron el líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, y la dirigente del Partido Verde, Caroline Lucas.
La protesta de Londres, que los organizadores consideran el mayor de los cerca de dos mil eventos programados en todo el mundo antes de la cumbre de París, reunió también a organizaciones no gubernamentales como ActionAid, Oxfam, Amigos de la Tierra, Greenpeace y WWF.
En Madrid, varios miles de personas -unas 15 mil según estimaciones de las organizaciones ecologistas convocantes- se han sumado a la Marcha Mundial por el Clima para denunciar que se acaba el tiempo para frenar el “gravísimo problema” del cambio climático y para exigir a los gobernantes un compromiso “justo, vinculante y ambicioso” para cuidar el planeta.
Al igual que en Barcelona, donde miles de personas han reclamado medidas urgentes y que se acelere la transición hacia un modelo energético totalmente renovable.
En Dacca, un millar de personas se han manifestado para recordar al mundo que Bangladesh es uno de los países más vulnerables al cambio climático y, de esta manera, presionar a los líderes.
La congregación reunió a representantes de más de una veintena de oenegés, agrupaciones de activistas, estudiantes y gremios profesionales, que entre coloridas pancartas, figuras de animales de cartón piedra y lemas como “Acción Climática” o “Tierra Hablando con París” caminaron durante unas dos horas por el centro de la ciudad.
En Australia, donde las marchas empezaron ayer en la ciudad de Melbourne, unas cinco mil personas marcharon por Brisbane, en el este del país oceánico, para reclamar al Gobierno la suspensión de los planes para utilización de carbón, uno de los combustibles fósil que produce gases contaminantes.
Varios centenares de personas han exigido este domingo en Lisboa a los gobernantes que acuerden medidas para frenar las emisiones de gases invernadero y luchar contra el cambio climático.
Algunos de los manifestantes acudieron a la marcha en bicicleta y vestidos de verde, tal y como habían solicitado los organizadores, entre los que figuran la asociación ambientalista Quercus y la organización Academia Ciudadana.