El PP obtuvo 123 de los 350 diputados del Congreso español y aspira a formar un gobierno en minoría con la abstención del PSOE (90 escaños) y la formación de centroderecha Ciudadanos (cuarto partido con 40 diputados), que se comprometió a ello.
Sin embargo, Sánchez, con su partido presionado por la emergencia de la izquierda radical de Podemos (69 escaños), le negó este apoyo y abrió la puerta a intentar liderar un gobierno alternativo.
“Entendemos que esto es decir “sí” al cambio, cumplir con el mandato de los españoles que han pedido un cambio progresista presidido por el diálogo, que es precisamente lo que no ha tenido Mariano Rajoy y el PP durante estos últimos años”, aseguró en la sede de su partido.
“Es responsabilidad de la primera fuerza política intentar formar gobierno” pero si no lo lograra “vamos a explorar todas las posibilidades para que haya un gobierno de cambio” y evitar la repetición de las elecciones, afirmó.
“Las elecciones tienen que ser la última opción”, insistió.
Este gobierno alternativo pasaría por una hipotética coalición con Podemos a la que deberían añadirse otras fuerzas políticas como Ciudadanos, que ya descartó este tipo de alianza, o los independentistas catalanes, que reclaman un referendo rechazado por parte del PSOE.