Según el medio, los ciudadanos de la capital yihadista que se nieguen a entregar a sus hijas a los combatientes, aunque estas no hayan alcanzado la pubertad, serán castigados de acuerdo con la ley islámica.
Anteriormente, una página web que monitorea las violaciones contra los derechos humanos en los territorios ocupados por el “califato” afirmó que las autoridades del Estado Islámico están preocupadas por la propagación del VIH entre sus milicianos debido a la práctica de los yihadistas de mantener relaciones con esclavas sexuales.
El brote tiene su se habría originado en una donación de sangre de un ciudadano indonesio que llegó a Siria en 2014 a yihadistas heridos y sabía que era portador del virus, según relató a un corresponsal de la página Sound and Picture uno de los insurgentes.
El indonesio, condenado a muerte por perjudicar a los miembros del EI, había vendido una joven esclava yazidí de 15 años a otro yihadista, de nacionalidad egipcia.