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El dilema: Migrantes ayudan a la economía, pero hay muchos obstáculos para que trabajen
La reanudación del procesamiento de visas en 2021 y 2022 impulsó con fuerza el empleo, lo que posibilitó que los trabajadores nacidos en el extranjero llenaran algunos vacíos.
Edgar Alayón, que vino de Venezuela a Estados Unidos el año pasado, en una sesión de capacitación sobre seguridad en la construcción organizada por la red Catholic Charities de la arquidiócesis de Nueva York, el 22 de febrero de 2024. (Mohamed Sadek/The New York Times)
La recuperación económica de Estados Unidos tras la pandemia ha sido más firme y duradera de lo que esperaban muchos expertos, y en gran parte se debe a la recuperación de la inmigración.
La reanudación del procesamiento de visas en 2021 y 2022 impulsó con fuerza el empleo, lo que posibilitó que los trabajadores nacidos en el extranjero llenaran algunos vacíos en la fuerza de trabajo que había en todo tipo de industrias y ubicaciones tras los cierres por la pandemia. Además, los inmigrantes solucionan una necesidad a largo plazo: el reabastecimiento de la fuerza de trabajo, un elemento clave para cumplir las demandas laborales en vista del descenso del número de nacimientos y la jubilación de las personas mayores.
La migración neta en el año concluido el 1.° de julio de 2023 llegó al nivel más alto desde 2017. Ahora, los nacidos en el extranjero representan el 18,6 por ciento de la fuerza laboral y, según las proyecciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso, un organismo independiente, en los siguientes 10 años la inmigración evitará que disminuya el número de estadounidenses económicamente activos. También es vital encontrar un equilibrio entre el número de personas que buscan empleo y las oportunidades de trabajo para moderar la inflación salarial y mantener controlados los precios.
La falta de estabilidad internacional, las crisis económicas, la guerra y los desastres naturales han provocado otra alza en la llegada de inmigrantes. Los inmigrantes podrían ayudar a cerrar la brecha, aún elevada, entre la demanda de empleo y los candidatos para cubrirlos. El problema es que ese posible dividendo económico debe superar una política incendiaria, los obstáculos de logística y los atrasos administrativos creados por esa alza.
La visita que realizaron a Texas el jueves el presidente Joe Biden y su probable contrincante en las elecciones, el expresidente Donald Trump, subraya las tensiones políticas. Biden intenta solucionar una situación en la frontera que calificó hace poco de “caótica”, mientras que Trump prometió cerrar las puertas en vista del número récord de personas que han cruzado la frontera durante la administración de Biden.
Desde el arranque del año fiscal 2022, han llegado alrededor de 116 mil personas catalogadas como refugiados, estatus ligado con una red de reasentamiento que otorga fondos federales y permite trabajar de inmediato. Unos cuantos cientos de miles de personas más llegadas de Ucrania y Afganistán tienen derecho a prestaciones similares.
Pero muchas más personas (unos 5,5 millones) han sido arrestadas en la frontera, en aeropuertos y en puertos marítimos. No a todas se les permite quedarse, pero a la gran mayoría de las que pueden hacerlo el gobierno les brinda muy poca ayuda. Los solicitantes de asilo han tenido que esperar mucho tiempo para poder trabajar legalmente, y una campaña organizada por gobernadores del sur del país para trasladarlos en autobuses los ha concentrado en unas cuantas ciudades que tienen dificultades para absorberlos.
En general, hay más necesidad de mano de obra en otros lugares. Steve Snyder, agente comercial del grupo local 157 de Plumbers and Steamfitters en Lafayette, Indiana, y presidente del concejo municipal, indicó que este sindicato necesita con desesperación miembros nuevos, en especial porque hay trabajo de infraestructura nuevo en la región.
“Los recibiría con los brazos abiertos, los instalaría en un hotel y haría absolutamente todo lo posible por conectarlos con la comunidad porque sí tenemos la necesidad”, comentó Snyder. “Va a ser costoso, va a ser molesto, pero, en mi opinión, tiene que pasar”.
En el pasado, los inmigrantes les han reinyectado fuerza a poblados y ciudades que iban decayendo. Anuj Gupta está al frente de Welcoming Center, organización sin fines de lucro de Philadelphia fundada hace 20 años con el objetivo de atraer inmigrantes para evitar la disminución de la población. “Debería ser uno de los temas más bipartidistas en 2024 porque así lo requiere la economía, las empresas lo quieren y las personas que vienen están buscando trabajo”, explicó Gupta.
El gobierno de Biden intentó incorporar a los migrantes a la fuerza de trabajo con medidas como la prórroga de la protección temporal a los venezolanos que llegaron a Estados Unidos antes del 31 de julio de 2023, que beneficia a 472.000 personas. También amplió el uso de la libertad condicional humanitaria a personas provenientes de países que sufren algún tipo de convulsión, como Cuba, Haití y Nicaragua; en general, esta designación tiene una duración de 2 años y requiere que los solicitantes cuenten con un patrocinador financiero en Estados Unidos.
Aunque las personas incluidas en esas categorías pueden tramitar permisos de trabajo de inmediato, de cualquier manera deben ser procesadas. El proceso de asilo ofrece la posibilidad de trabajo legal, pero es necesario un tiempo de espera de por lo menos seis meses después de solicitar asilo. En 2022, obtener uno de esos permisos tardaba nueve meses en promedio.
El gobierno estatal y los gobiernos locales de Nueva York e Illinois comenzaron a trabajar a todo vapor a finales del año pasado para agilizar los trámites. Varias agencias empezaron a organizar eventos masivos para procesar documentos con el fin de acelerar el ingreso de personas en el sistema, además de ferias de contrataciones para las personas que ya habían superado la primera etapa.
El tiempo promedio de entrega de permisos de trabajo para los solicitantes de asilo y las personas en libertad condicional ahora es de menos de un mes.
En consecuencia, el número de autorizaciones de trabajo entregadas a solicitantes de asilo o a quienes ya se les otorgó asilo, a refugiados y a quienes están cubiertos por protección temporal y libertad condicional se elevó a más de 1,2 millones en 2023, en comparación con las 423.000 de 2022, según datos del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos.
No obstante, completar el papeleo todavía es un cuello de botella significativo. El número de adultos que atraviesan la frontera todavía supera el número de solicitudes de permisos de trabajo presentadas. A quienes no hablan inglés se les dificulta llenar las formas sin ayuda legal, de la que no hay mucha, además de que en general se requiere efectuar pagos y contar con una dirección postal fija.
La red Catholic Charities de la arquidiócesis de Nueva York ha ayudado a miles con el trámite de las autorizaciones de trabajo. También capacita a los inmigrantes para tareas específicas, como el cuidado infantil, y ofrece la capacitación de seguridad que es requisito para los trabajos de construcción.
Una de las personas que recibieron ayuda fue Edgar Alayón.
Alayón, de 32 años, era contador en Venezuela antes de que lo despidieran de distintos trabajos porque no apoyaba al gobierno venezolano. Llegó a Estados Unidos en mayo y Texas ofrecía vuelos gratuitos a Nueva York, donde, según había escuchado, la ciudad le proporcionaría albergue.
Alayón obtuvo libertad condicional, pero no trabajó antes de recibir su autorización de empleo en diciembre. Con ella pudo aceptar trabajos en el sector de la construcción y rentar un cuartito en un apartamento.
Por desgracia, solo consigue trabajo unos cuantos días a la semana y su permiso de trabajo únicamente es válido hasta mayo de 2025.
La ciudad de Nueva York no es el mejor lugar para buscar trabajo. La tasa de desempleo es del 5,4 por ciento, muy por encima del promedio nacional. Muchos empleos que por lo regular ocupan inmigrantes, como los trabajos en hoteles y restaurantes, nunca se recuperaron por completo de la pandemia. Por eso, algunas personas se han visto obligadas a realizar trabajos como la entrega de comida a domicilio, para los que no hay que cumplir requisitos complicados de ingreso, pero en los que hay mucha competencia.
Además, la energía puesta para agilizar el trámite de los permisos de trabajo de los recién llegados ha generado cierto resentimiento en los millones de inmigrantes que todavía no tienen estatus legal ni cuentan con una ruta para obtener la autorización para trabajar.
“Tienes que asegurarte de no poner a unos contra otros”, advirtió James Parrott, director de políticas económicas y fiscales en el instituto de investigación Center for New York City Affairs de la universidad The New School. “Creo que, en el largo plazo, será algo positivo y estarán integrados, pero en el corto plazo es muy disruptivo, así que las personas no deberían ser indolentes al respecto”.
Parrott señaló que ayudaría que los gobiernos estatales facilitaran la reubicación a ciudades más pequeñas donde hay más vivienda disponible que en las grandes ciudades a las que llegan los autobuses de Texas. Algunos migrantes han llegado por su cuenta a otros lugares, por lo regular con ayuda de un boleto de camión gratuito, pero no siempre es claro qué recursos y oportunidades les esperan.
Incluso para aquellos que han encontrado un trabajo estable, los permisos de trabajo son solo una solución temporal en tanto los tribunales de asilo siguen abrumados con solicitudes que ahora lleva años resolver, lo que deja a los solicitantes en una incertidumbre perpetua.