El periódico, crítico hacia el Gobierno del presidente Daniel Ortega, informó en su portal que la situación lo “obligó a tomar la dolorosa decisión para operar solo en la cantidad suficiente para continuar informando desde nuestro sitio web y garantizar la supervivencia de la empresa en medio de un ambiente hostil que nos ha impuesto la dictadura”.
La Policía Nacional allanó “La Prensa” el 13 de agosto pasado, para investigar una supuesta defraudación aduanera, lavado de dinero, bienes y activos, un día después de que el diario anunció la suspensión de su edición impresa debido a que el Gobierno, a través de la Dirección General de Servicios Aduaneros, mantiene retenido su papel.
“Nuestras instalaciones, donde operan la rotativa, la imprenta comercial, la redacción y las oficinas administrativas de Editorial La Prensa, permanecen tomadas, y no hay señales de que la dictadura tenga ánimos de regresarlas a sus legítimos dueños, nuestro gerente general permanece detenido y más bien ha sido acusado absurdamente por el delito de ‘lavado de dinero’ y las cuentas de la empresa han sido congeladas”, detalló el diario.
El gerente de “La Prensa”, arrestado la madrugada del 12 de agosto pasado, fue acusado por la Fiscalía el pasado día 11 por el delito de “lavado de dinero, bienes y activos, en perjuicio del Estado de Nicaragua y la sociedad nicaragüense”.
La Junta Directiva del periódico garantizó que los empleados despedidos recibirán sus prestaciones de ley, aunque no informó la cantidad de personas que han quedado desempleadas, fuentes cercanas al medio han afirmado de que se trata de alrededor de 110 colaboradores —11 de ellos periodistas—.
Algunos de los trabajadores afectados confirmaron haber recibido sus cartas de despido, en las que “La Prensa” explicó que la decisión fue tomada como consecuencia de las acciones gubernamentales contra la empresa.
La crisis del diario se da en medio de lo que algunos organismos, como el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, han considerado una “ola represiva contra periodistas y medios de comunicación independientes”, a menos de dos meses de las elecciones generales en las que Ortega busca una nueva reelección.
“Hace 42 años titulamos ‘Los enterrados fueron ellos’, cuando el somocismo intentó acabar con La Prensa asesinando a nuestro director mártir, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. Hoy, esta otra despiadada dictadura, una vez más intenta destruirnos, pero como ya sucedió con la dictadura somocista hace más de 40 años y con la primera dictadura sandinista hace 30 años, La Prensa prevalecerá para narrar la caída del orteguismo”, concluyó el periódico.
Historia de represión
La Prensa fue fundado en 1926 y ha sido protagonista de los principales hechos que han marcado la historia reciente de un país tan convulso como Nicaragua. La dictadura de Somoza —que gobernó la nación caribeña por más de cuatro décadas— ordenó en 1978 el asesinato de su director, el periodista Pedro Joaquín Chamorro, la voz más crítica contra el régimen.
También decretó el cierre del diario en varias ocasiones y lanzó la artillería y aviación de la Guardia Nacional contra su sede en junio de 1979, unas semanas antes de que la dinastía fuera derrocada por los guerrilleros del Frente Sandinista.
El Gobierno revolucionario de los ochenta también asedió al diario, que sufrió la censura y la retención de insumos, y cuyos periodistas fueron objetivo de la represión. Una historia que se repite desde 2007, cuando Ortega regresó al poder e impuso el acoso a medios y periodistas como una política de Estado.