Una de las armas que tuvo la justicia estadounidense contra el líder del Cártel de Sinaloa fue la participación de Andrea Vélez, una modelo colombiana que fue parte de esta organización criminal.
Al momento de conocer a “El Chapo”, Andrea Vélez comenzó a admirar al capo del narcotráfico; sin embargo, tiempo después se dio cuenta que se presentaba como una víctima del síndrome de Estocolmo.
La modelo colombiana conoció a Joaquín Guzmán Loera cuando estaba a cargo de realizar el proyecto que llevaría la vida del narcotraficante a la pantalla grande.
No obstante, el proyecto se suspendió y Andrea Vélez terminó trabajando para “El Chapo” al ser la encargada de hacer favores y extorsionar a personas a nombre del Cártel de Sinaloa, incluyendo el soborno de US$10 millones a un general mexicano.
Andrea Vélez estuvo participando en las actividades de esta organización hasta que, luego de varios meses, intentó huir al darse cuenta del mal que la causaban a la población.
Pese a estas amenazas, Andrea Vélez logró escapar a Estados Unidos y consiguió la protección del FBI, agencia que le dio una nueva identidad para que continuara con su vida.
“Soy un milagro de Dios porque el señor Guzmán trató de matarme y hoy tengo una oportunidad para decir la verdad”, reveló.
A cambio de esta protección, la modelo testificó contra Joaquín Guzmán y su declaración se volvió clave para que la justicia estadounidense condenara al capo del narcotráfico a cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad.
Luego de testificar contra “El Chapo”, Andrea Vélez solicitó al FBI ayuda para obtener una visa especial y quedarse en Estados Unidos con protección política.
Asimismo, la modelo colombiana pidió US$290 mil para subsistir en territorio estadounidense y escapar de las amenazas del Cártel de Sinaloa tras ser una pieza clave en el encierro definitivo de su líder.