Calzando botas negras, vestido con pantalón de mezclilla y chaleco de cuero, y portando sombrero ranchero, Jaime Rodríguez hizo también un llamado a la unidad política.
“No me dejen sólo legisladores alcaldes y pueblo porque no soy Superman ni Santa Claus”, exclamó el político, quien en septiembre del año pasado dejó su militancia de más de tres décadas en el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El sacerdote Alejandro Solalinde, defensor de los derechos de inmigrantes, el líder de grupos de autodefensa de Michoacán, Hipólito Mora, el ahora exgobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, y otra docena de gobernadores acudieron a la Arena Monterrey, a la que asistieron unas 13 mil personas, dijo un portavoz del equipo del gobernador.
El Bronco acudió en los primeros minutos del domingo al Congreso estatal para la ceremonia oficial del cambio de mando estatal.
“Encontramos la casa sucia, las columnas derruidas, fugas por todas partes, y para acabarla de fregar, hipotecada”, dijo ante el Congreso de Nuevo León, una región también aquejada por la violencia del narcotráfico.
Horas después partió a caballo del Puente del Papa del centro de Monterrey hasta la Arena Monterrey del Parque Fundidora, emblema de la historia industrial de esta localidad, sede de varias de las firmas más importantes del país como la cementera Cemex.
A la cabalgata de 8 kilómetros acudieron unos 800 jinetes en todo tipo de caballos y hasta en burros, respondiendo a la convocatoria de el Bronco en redes sociales para festejar el inicio de sus seis años de gobierno y que considera la “segunda revolución mexicana”.
Rodríguez obtuvo 48.86% de los votos en las elecciones intermedias de junio pasado.