Además, indica el informe, al menos un millar de enfermeros y enfermeras han muerto en 44 países, una cifra que puede ser mucho mayor dada la falta de datos en numerosas redes sanitarias.
El ICN, que coordina diversos organismos nacionales de profesionales de la enfermería y ha sondeado las principales preocupaciones del sector durante la pandemia, denuncia en el texto que muchos gobiernos no dan prioridad a la prevención de los trabajadores sanitarios en su lucha contra el covid-19.
Esto se ve, precisamente, en la falta de datos sobre infecciones entre profesionales sanitarios en muchos países, pero también en la dificultad para acceder a equipamientos de protección, test de diagnóstico o formación en la lucha contra el coronavirus.
El Consejo Internacional de Enfermedad también denuncia casos de discriminación o ataques contra estos trabajadores y lamenta que en más de la mitad de los países estudiados la COVID-19 no tiene el estatus de enfermedad ocupacional, lo que implica mayor dificultad para acceder a indemnizaciones, también en caso de fallecimiento del trabajador.
El informe “ofrece una fotografía descorazonadora de cómo enfermeras y otros trabajadores sanitarios todavía están expuestos a la COVID-19 y sus riesgos asociados”, subrayó la presidenta de ICN, Annette Kennedy, en un comunicado.
Esos riesgos incluyen “violencia, prejuicios, problemas mentales y, en última instancia, el sacrificio de sus vidas”, concluyó.