“Se visualiza emisión ceniza” por el flanco occidental del Cotopaxi, señaló el ministerio Coordinador de Seguridad, única fuente autorizada a dar información sobre el fenómeno natural.
La autoridad advirtió que el material volcánico “podría caer en poblados cercanos” y llamó a la población a mantener la calma.
Aun así, el gobierno mantuvo la alerta amarilla, un nivel intermedio de riesgo.
El Cotopaxi, de cinco mil 897 metros de altura, entró en un proceso eruptivo el viernes con varias explosiones y expulsión de importantes cantidades de ceniza, que obligaron a la evacuación preventiva o voluntaria de 505 personas el fin de semana.
A raíz de ello, el presidente Rafael Correa decretó el estado de excepción por 60 días, lo que le permite liberar fondos, movilizar a las Fuerzas Armadas para una eventual emergencia y censurar de manera previa la información relacionada exclusivamente con el volcán para, según el gobierno, evitar la propagación de rumores.
Desde el lunes la actividad del Cotopaxi se ha caracterizado por la expulsión irregular de pequeñas columnas de gas y ceniza, que no han alterado significativamente la situación de emergencia.
Emblemático
El Cotopaxi es considerado por los científicos uno de los volcanes más peligrosos del mundo por el alto número de habitantes que vive en sus alrededores, y el riesgo de que se formen avalanchas que bajen por los ríos que cruzan los poblados.
Según estimaciones de la secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, unas 325 mil personas que viven en las provincias de Cotopaxi, Napo y Pichincha -cuya capital es Quito- pueden verse afectadas por avalanchas derivadas del proceso eruptivo.
