Un equipo de la Fiscalía acudió al centro hospitalario para interrogar al religioso, cuyo nombre es Rimon Rasmi Mansur, de 33 años de edad, que fue acusado por su compañero Ashaíya al Macari de haber participado en el asesinato.
Según una fuente de la Fiscalía citada por MENA, el monje que intentó suicidarse dos veces reconoció su implicación en la muerte del rector del Gran Monasterio después de que su cómplice le delatara.
Mientras, el Tribunal de Wadi Natrun decidió hoy renovar otros 15 días la prisión preventiva para Ashaíya al Macari, el cual fue detenido el pasado jueves, informaron a Efe fuentes de la Dirección de Seguridad de la provincia de Al Bahira, donde se encuentra el complejo religioso de Wadi Natrun, que alberga el Gran Monasterio de San Macario.
Una fuente de la investigación dijo a Efe que Ashaíya, cuyo nombre no religioso es Wael Saad Teodoro, llevó a cabo el crimen con la ayuda de Faltaus.
El acusado ha reconstruido los hechos delante de los investigadores en el Monasterio de San Macario, del que fue expulsado antes de su arresto.
Ashaíya empleó una barra de hierro de unos 90 centímetros y de 2 kilos de peso para matar al obispo, e indicó a los investigadores donde estaba escondida el arma en el monasterio.
El monje esperó a su superior frente a su celda y, cuando este salió para rezar, le golpeó 3 veces en la cabeza, mientras Faltaus vigilaba el lugar.
Según las primeras investigaciones de la Policía y la Fiscalía, los supuestos autores decidieron matar al obispo Epifanius debido a las disputas teológicas y de financiación entre ellos, como la distribución de las donaciones que recibe el monasterio.
El jefe del programa de Libertad de Religión y Credo de la ONG Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales, Ishaq Ibrahim, explicó a Efe que todo apunta a que los dos monjes no son un chivo expiatorio, porque había disputas anteriormente entre ellos y la víctima, y porque uno de ellos ha confesado.
Sin embargo, destacó que no es suficiente encontrar al autor del asesinato, sino que los investigadores tendrán que revelar con “transparencia” los motivos del crimen, así como si hay alguien que incitó a este acto.
Además, el experto instó a una “reforma dentro de la Iglesia”, porque el crimen revela que “algo no se hizo bien en la formación de los monjes”.
Ibrahim señaló que un crimen de estas características es “algo nuevo” en la Iglesia Copta y tendrá un impacto porque el obispo Epifanius “jugaba un papel en el dialogo ecuménico para alcanzar puntos en común para que en un futuro se puedan unificar las Iglesias (cristianas)” de Egipto.
Los coptos son la comunidad cristiana más numerosa y destacada de Egipto, donde representan cerca del diez por ciento de la población de unos 100 millones de habitantes, pero en el país hay católicos, protestantes y otros grupos cristianos minoritarios.
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