El presidente tuiteó que tras consultar con “generales y expertos militares”, el gobierno “no aceptará ni permitirá que individuos transgénero sirvan en capacidad alguna en las fuerzas armadas estadounidenses”.
“Nuestras fuerzas armadas deben estar concentradas en una victoria decisiva y abrumadora y no pueden estar agobiadas con los tremendos costos médicos y las perturbaciones que causaría la presencia de transgéneros”, dijo.
Actualmente hay hasta 250 miembros de las fuerzas armadas en el proceso de transición de género o que han recibido aprobación formal dentro del sistema del Pentágono, de acuerdo con varios funcionarios militares.
El Pentágono se niega a revelar datos sobre el número de soldados transgénero actualmente en servicio. Un estudio RAND concluyó que existen entre 2 mil 500 y 7 mil transgéneros miembros activos de las fuerzas armadas y entre 1 mil 400 y 4 mil en las reservas.
Los transgéneros han podido servir abiertamente en las fuerzas armadas desde el año pasado, cuando el secretario de defensa Ash Carter anuló la prohibición. Desde el 1 de octubre, los soldados transgénero han podido recibir atención médica y comenzar a cambiar formalmente su género en el sistema de personal del Pentágono.
Pero Carter también dio a los servicios armados hasta el 1 de julio para desarrollar políticas para permitir a personas que ya se identificaban como transgénero integrarse a las fuerzas armadas, si satisfacían los estándares médicos, físicos y otros y han sido estables en su identificación de género por 18 meses. Recientemente, comandantes militares anunciaron un retraso en esa medida.